El edificio de la Residencia de Estudiantes, declarado bien de interés cultural

Edificio de la Residencia de Estudiantes obra de Antonio Florez entre 1911-15.EFE/ Gustavo Cuevas

Madrid, 10 jun (EFE).- El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la declaración como bien de interés cultural (BIC) del edificio de la Residencia de Estudiantes, lo que supone el máximo nivel de protección que contempla la ley de patrimonio histórico.

El ministerio de Cultura inició en enero los trámites del expediente para esta declaración, según ha detallado en un comunicado.

La Residencia de Estudiantes fue fundada en 1910 a propuesta de la Institución Libre de Enseñanza y siguiendo sus modelos de renovación pedagógica y cultural; entre sus residentes históricos destacan grandes personalidades de la escena artística e intelectual como Federico García Lorca, Salvador Dalí, Severo Ochoa o Luis Buñuel.

Por sus instalaciones también pasaron José Ortega y Gasset, Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Manuel de Falla o Santiago Ramón y Cajal, entre otros.

Su actividad se vio interrumpida por la Guerra Civil y en 1986, por iniciativa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), se retomó el proyecto original.

En la actualidad, bajo la gestión de la Fundación Residencia de Estudiantes, de carácter público estatal, mantiene un papel activo en la promoción del diálogo entre las artes, las humanidades y las ciencias, así como en el intercambio cultural y científico entre las diferentes universidades y centros internacionales.

En 2015 fue distinguida con el sello de patrimonio europeo, concedido por la Unión Europea.

La Residencia de Estudiantes se ubica en lo que entonces era el norte de Madrid en una zona conocida como Cerro del Viento, y su edificación fue encargada al arquitecto Antonio Flórez Urdapilleta entre 1913 y 1915.

Está compuesta por cuatro edificios con habitaciones y salas para residentes y laboratorios que se rodeaban de jardines y espacios abiertos, organizados bajo la dirección Javier de Winthuysen. Estos entornos verdes eran otro instrumento educativo, como las aulas y los laboratorios, puesto que en la filosofía de la Institución Libre de Enseñanza era fundamental el acercamiento a la vida al aire libre.