Ciudad de Panamá, 28 may (EFE).- Panamá deja de percibir cada año una cifra equivalente al 2 % del producto interno bruto (PIB) por el embarazo adolescente y la maternidad temprana, que para el 2022 registró una tasa de 68,5 por cada 1.000 nacimientos, según un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) presentado este miércoles en la capital panameña.

Se trata del estudio Impacto Socio-Económico del Embarazo en la Adolescencia en Panamá, cuyo principal hallazgo es que “el país pierde 1.500 millones de dólares al año por no atender el tema de embarazo en adolescente”, dijo a EFE la representante del Fondo de Población de Naciones Unidas en Panamá, Edith Castillo Núñez.

“Estamos hablando del 2 % del Producto Interno Bruto, o sea, cuánto dejamos de percibir para que se dé este fenómeno”, y lo que busca el estudio “es generar un espacio de diálogo y no ver solamente los nueve meses de un embarazo, sino qué es lo que dejamos de tener como país y cuánto representa en materia económica”, añadió.
Esa cifra es igual a “la recaudación por peajes del Canal de Panamá de buques neopanamax” (los que cruzan la ampliación) en 2024, o a “la adquisición de 50 trenes nuevos para el Metro de Panamá, que movilizarían a 100 millones de usuarios durante todo el año”, indicó el ente de Naciones Unidas.
De acuerdo con la investigación del UNFPA, “el costo de oportunidad asociado al embarazo adolescente y la maternidad temprana en Panamá asciende a 1.500 millones de dólares, es decir, 2 % del producto interno bruto para el año 2022”.
Eso es así porque, en promedio, el ingreso laboral anual de las madres adolescentes es 57 % menor que el de las mujeres que fueron madres en edad adulta, y solo 14 % de quienes tuvieron hijos en la adolescencia alcanza el nivel educativo universitario, en comparación con el 43 % de quienes fueron madres en edad adulta.
Para desarrollar el estudio, el UNFPA aplicó la metodología Milena, que considera cinco componentes: el impacto significativo del embarazo temprano en el nivel educativo; la fuerte correlación entre el nivel educativo y los ingresos laborales femeninos; la pérdida social por la mortalidad materna en mujeres adolescentes; los ingresos fiscales no percibidos; y los costos de salud asociados a la atención de las madres adolescentes.
Núñez afirmó que atender el embarazo adolescente es fundamental para reducir el elevado nivel de desigualdad que azota a Panamá.
“Porque para poder aprovechar el bono demográfico, necesitamos que las mujeres tengan una trayectoria plena y que puedan explotar todo su potencial. Estamos hablando que cuando una adolescente queda embarazada, lo más probable es que no complete una secundaria o no complete una universidad” con el consecuente impacto en su “rentabilidad económica”, afirmó Muñoz.
En un comunicado, el UNFPA destacó que “lo más importante es que los recursos que el país recupera al reducir el embarazo adolescente favorecen fundamentalmente a la población femenina dejada atrás, la mujer joven panameña que vive rodeada de desigualdad en Bocas del Toro, Darién y en las comarcas (indígenas) Ngäbe Buglé, Emberá Wounaan y Guna Yala”, las regiones más empobrecidas del país.