Miami (EE.UU.), 21 ago (EFE).- El bailarín español Gonzalo García, quien asumió este mes como director artístico del Miami City Ballet (MCB) en medio del cuadragésimo aniversario de la institución, dijo en entrevista con EFE que busca mantener su gran calidad e imprimirle al mismo tiempo su «personalidad».
García explicó que «el nivel del MCB siempre ha sido muy alto», algo que sorprende a la gente, pues es una compañía mediana, que «tiene de 45 a 55 bailarines y actúa como si fuera una de estas compañías de 100».
«Lo pienso mantener y al mismo tiempo darle mi personalidad», afirmó el prestigioso bailarín, con 25 años de trayectoria.
Se propone, dijo, que la gente sepa que existe el MCB», una entidad cultural «muy importante y probablemente la más avanzada dentro de las artes en la ciudad».
Para conseguirlo, el zaragozano ha pedido a sus nuevos compañeros que le lleven «a todos los eventos» para «llegar a la comunidad e involucrarla».
«Nosotros tenemos que salir a la calle a contar nuestra historia», aseguró.
«Entiendo esta comunidad y como migrante dentro de este país, que se ha convertido en ciudadano americano, soy un poco parte del sueño americano», explicó el bailarín, quien se vio «muy reflejado en esas cualidades» que buscaba el MCB.
Recalcó que quiere «que en el escenario seamos una compañía internacional, en una ciudad que representa a inmigrantes de muchísimos sitios». Entre ellos a los cubanos, de gran presencia en Miami.
La escuela cubana y latina
Para García «es importantísima» la influencia del ballet cubano. «He trabajado muchísimo con la gente cubana y conozco muy bien la pasión latina que hay por el arte, porque los españoles también la tenemos», remarcó.
«La escuela cubana y la escuela latina tienen mucho que aportar y han aportado mucho dentro de la danza, entonces creo que merecen un hueco y ser parte de la conversación del MCB», añadió.
García, quien fue primera figura en el San Francisco Ballet (SFB) y en el New York City Ballet (NYCB), considera «una casualidad del destino», pero a la vez «una gran responsabilidad», llegar en un momento tan especial para la compañía como es aniversario 40 para la temporada 2025/26.
«Celebras el pasado pero al mismo tiempo no te puedes quedar viviendo en el pasado. Tienes que celebrar también la posibilidad de otros 40 años», subrayó.
«Mi parte favorita de ser director artístico y de ser una persona de liderazgo en las artes es el tiempo que paso con los bailarines en el estudio. Para mí eso es mi pasión», destacó.
Ansioso por conocer al grupo, García se fue a California en junio pasado para ver a los bailarines interpretar el ‘Lago de los cisnes’ del coreógrafo ruso Alexei Ratmansky.
Dijo que este agosto, su primer día en el MCB fue «maravilloso».
«Me recibieron súper contentos, me aplaudieron muchísimo. Les dije que dentro de un año volveríamos a hablar, a ver si seguían aplaudiendo de la misma manera», bromeó.
El español es un claro representante del legado del coreógrafo georgiano George Balanchine, fundador del New York City Ballet, y del bailarín estadounidense y coreógrafo de esa institución Jerome Robbins, algo que la compañía de Miami, que basa su técnica y filosofía en ellos, quería mantener.
Al mismo tiempo, García piensa que «buscaban a alguien que tuviera una visión del mundo abierta y con experiencia».
Para él es «un gran honor» ocupar este cargo que solo han ejercido dos «grandes personas» antes que él: el bailarín y coreógrafo estadounidense Edward Villella, durante 27 años, y la bailarina cubanoestadounidense Lourdes López, durante 13 años, con quienes ha trabajado en el pasado.
«Me dejan el plato muy lleno, con una historia muy importante que yo quiero mantener y elevar todo lo que pueda», señaló.
Recuerda en ese sentido que se tomó muy en serio cuando el bailarín ucraniano Yuri Pozokov le dijo que tenía una nueva responsabilidad, después de que se convirtiera a los 15 años en el bailarín más joven de la historia en ganar el Prix de Lausanne, conocido como la Champions del ballet.
La clave cree que está en ese amor y pasión por su oficio, que han hecho que «la danza me haya tratado muy bien a mí, y yo le he tratado muy bien a la danza».
Blanca Escriche