El Estado es el que está lejos, no las comunidades indígenas, afirma foro de mujeres

La directora ejecutiva de FIMI, la guatemalteca Teresa Zapeta, representante del pueblo maya kaqchikel, asiste al Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI), este viernes en Lima (Perú). EFE/Paolo Aguilar

Lima, 20 jun (EFE).- «El Estado es el que está lejos, no las comunidades», afirmó este viernes a EFE la directora ejecutiva del Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI), Teresa Zapeta, que celebró en Lima su 25 aniversario con la publicación del nuevo informe global «Beijing +30: Mujeres Indígenas en Acción».

El encuentro reunió a algunas de las representantes más destacadas de la lucha de la mujer indígena, entre ellas la peruana Tarcila Rivera, fundadora del Foro; la canadiense Lea Mackenzie, la keniata Lucy Mulenkei, la mexicana Norma Don Juan, y otras lideresas indígenas de África, Asia, el Pacífico, el Ártico y América.

Al otro lado del escenario, la guatemalteca Zapeta definió la labor del FIMI como la capacidad de «unir todas las voces, identidades y regiones».

«Hay una esencia que nos une, que es la conexión con los territorios, nuestra cosmovisión, idiomas y derechos, y esa debe ser la fuerza para transformar las desigualdades que vivimos en las comunidades, y también poder contribuir al desarrollo de la humanidad», explicó.

El FIMI articula organizaciones, lideresas y activistas indígenas de siete regiones socioculturales del mundo: África, Asia, el Pacífico, América del Norte, América Latina y el Caribe, y el Ártico, promoviendo sus derechos individuales y colectivos con una visión de justicia social, sostenibilidad y equidad.

En su informe más reciente, el quinto de esta índole y publicado en Lima, acusa la vulnerabilidad que continúan sufriendo las regiones indígenas, con especial atención a las mujeres.

En Asia y Pacífico, la mayor proporción de población indígena del planeta, con el 70,5 %, el acceso a servicios básicos y de salud es aún extremadamente limitado, así como en África o América.

«La cantidad de personas o de niñas jóvenes sin acceso a la educación es altísimo», ejemplificó Zapeta, antes de remarcar que «no hay infraestructura ni maestros que lleguen a las comunidades, porque es un idioma diferente».

Por ese motivo, consideran que esto implica un «racismo estructural», que en el caso de Asia, la región con mayor diversidad lingüística, «se vuelve mucho más complicado, sobre todo porque a los Estados no les interesa, quieren homogeneizar toda la población, y la ubicación de las comunidades está en lugares bastante distantes geográficamente».

Un progreso vulnerable

Pese a los avances de las comunidades, la violencia sistemática que persigue a las mujeres indígenas mantiene su evolución en una constante situación de riesgo.

Entre los mayores problemas que enfrenta Latinoamérica y el Caribe, destaca la feminización de la pobreza, «la carga de los efectos de la pobreza en las mujeres».

«No hay agua, ¿quién va hasta los ríos?», explicó Zapeta, antes de responder que «muchas veces son las mujeres», lo que «implica una carga adicional, exponerse a situaciones de violencia sexual, a robos, asaltos, etcétera».

Agregó que «cuando falta alimento en una familia, la mamá prioriza al hombre, porque también existe el machismo, a los niños, a las niñas y, si sobra, come ella. Es el efecto que recae mayormente en las mujeres».

Por ese motivo, el FIMI promueve la aplicación de la Recomendación General GR39, publicada por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en octubre de 2022, con importantes orientaciones y recomendaciones para los derechos y el bienestar de las mujeres y niñas indígenas.

Entre las ponentes del primer conversatorio del Foro, la activista quechua Tarcila Rivera declaró que «muchas veces» les preguntan por qué se dedican a esto.

«La única respuesta que veo, a los 75 años, es que nací indígena, nací mujer y nací en una comunidad que viene de una civilización que la historia oficial presenta como ‘las salvajes’. Éramos un pueblo guerrero. Eso heredaron mis padres, y esa fortaleza es lo que me ha movido», enfatizó.

Rivera insistió en que, en su tarea, escuchan «a ambos lados de la realidad, y en el caso peruano las mujeres indígenas» no estaban «presentes en ningún escenario».

Lucía Alfonso