Redacción Ciencia, 11 ago (EFE).- Hace unos 5.000 años, una misteriosa forma de peste se extendió por toda Eurasia. Un estudio ha individuado la bacteria causante en los restos de una oveja de 4.000 años, lo que arroja luz sobre el papel del ganado en la propagación de aquel tipo temprano de peste.
La llamada peste del Neolítico tardío y la Edad de Bronce (LNBA), que desapareció unos 2.000 años después de su inicio y que seguramente se extinguió, se conoce por el ADN antiguo y era transmitida por la bacteria Yersinia pestis.
El linaje de la peste LNBA, presente tanto en ovejas como en humanos, carecía del mecanismo genético clave para la transmisión por pulgas de las cepas de peste históricas y modernas, lo que hace que su forma de transmisión sea enigmática.
Para intentar resolver cómo la infección persistió y se propagó durante miles de años en Eurasia, un equipo encabezado por el Instituto Max Planck (Alemania) investigó huesos y dientes de ganado de la Edad del Bronce en el yacimiento pastoril de Arkaim (Rusia),
Los moradores de aquel sitio pertenecieron a la cultura Sintashta-Petrovka, conocida por sus innovaciones en la cría de ganado vacuno, ovino y equino.
Arkaim era “un lugar ideal para buscar pistas sobre la peste: se trataba de sociedades pastorales primitivas que no disponían del tipo de almacenes de grano que atraen a las ratas y sus pulgas, y se han encontrado individuos Sintashta anteriores infectados con Y. pestis”, precisó Taylor Hermes, de la Universidad de Arkansas (EE.UU.) y uno de los firmantes del artículo.
El equipo identificó una oveja de 4.000 años de antigüedad infectada con el mismo linaje LNBA de Y. pestis que infectaba a las personas en aquella época, lo que indica que el ganado desempeñó un papel en su propagación, según las conclusiones de un estudio que publica Cell.
El análisis genético revela que los seres humanos y las ovejas fueron infectados por cepas de peste casi idénticas y la enfermedad se contrajo a través del contagio desde un reservorio animal salvaje desconocido.
La comparación del genoma antiguo de Y. pestis de las ovejas con otros genomas antiguos y modernos reveló que el de las ovejas era muy similar al que había infectado a un humano en un yacimiento cercano aproximadamente en la misma época.
“Si no hubiéramos sabido que procedía de una oveja, todo el mundo habría asumido que se trataba de otra infección humana, ya que es casi indistinguible”, en palabras de Christina Warinner de la Universidad de Harvard.
El análisis del nuevo genoma de Y. pestis de oveja junto con los genomas humanos disponibles permitió reconstruir mejor la dinámica evolutiva de este antiguo linaje de la peste.
A diferencia de los linajes de Y. pestis conocidos hoy en día, que son geográficamente variables y distintos, el antiguo linaje LNBA era muy similar en toda su área de distribución de casi 6.000 kilómetros en cualquier momento dado.
El aumento de la ganadería durante la Edad del Bronce pudo haber provocado un mayor contacto entre humanos, animales y los reservorios silvestres de la peste, lo que subraya la importancia de la domesticación y la cría de animales en la aparición y propagación de las principales enfermedades zoonóticas.