El Gobierno sigue sin visos de tener nuevos presupuestos al año de desistir de los de 2024

Imagen de archivo de una sesión de control al Gobierno en el Congreso de Diputados. EFE/ Zipi

Madrid, 15 mar (EFE).- El Gobierno sigue sin visos de aprobar unos nuevos presupuestos del Estado justo un año después de que renunciara a los de 2024, y aunque insiste en que va a seguir intentándolo, el debate sobre el aumento del gasto en defensa dificulta aún más las posibilidades de que lo consiga.

Fue el 13 de marzo del año pasado cuando el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, comunicó su decisión de no presentar el proyecto de ley presupuestario para 2024 debido al adelanto electoral en Cataluña, ya que asumía que eso iba a provocar un retraso considerable en las negociaciones.

Por ello dio orden de centrar todos los esfuerzos en los meses siguientes para intentar que el diálogo con los grupos fructificara en unos nuevos presupuestos para 2025.

Un primer paso para ello era la aprobación por el Congreso de los objetivos de estabilidad que acompañan al techo de gasto, pero cuando el Gobierno creía que iba contar con los apoyos suficientes, Junts decidió en el último momento sumar su voto en contra a los de los diputados del PP y Vox y tumbaron el 23 de julio los planes del Ejecutivo.

En septiembre pasado el Consejo de Ministros aprobó por segunda vez la senda de estabilidad para el periodo 2025-2027, que incluía los mismos objetivos de déficit y deuda que fueron rechazados en julio, pero antes de ser votada por el Congreso retiró su tramitación ante la certeza de que tampoco iba a contar con los apoyos necesarios.

Junts no es el único problema

Todo ello obligó a prorrogar de nuevo los presupuestos de 2023, pero siempre con mensajes continuos de Sánchez y sus ministros de que van a seguir buscando la negociación para que, aunque con algunos meses de retraso, haya nuevas cuentas del Estado.

Aunque ni el Gobierno ni Junts vincularon públicamente su reciente acuerdo en materia de migración con un acercamiento para los presupuestos, fuentes del Ejecutivo sí reconocieron que podía suponer un paso para intentarlo.

Pero aunque Junts es quien ha dado más problemas a Sánchez para sacar adelante sus iniciativas, cualquier voto del resto de formaciones que avalaron su investidura es imprescindible para sacar adelante los presupuestos.

En los últimos días ha habido voces de sus socios de izquierda que han alejado cualquier posibilidad de acuerdo y algunos de ellos ligándolo a su rechazo a los planes del Gobierno para aumentar el gasto en defensa.

Gabriel Rufián, portavoz de ERC en el Congreso, negó esta semana que su partido esté dispuesto a dialogar sobre las cuentas del Estado mientras no se cumplan compromisos previos contraídos por el Ejecutivo.

La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, tras reunirse con Sánchez el jueves en Moncloa, aseguró que el aumento del gasto militar va a marcar el rumbo de la legislatura y tendrá efectos en todas aquellas cuestiones que están encima de la mesa, al tiempo que afirmaba que los presupuestos no están en el horizonte.

Néstor Rego, diputado del BNG que también le trasladó el rechazo de su formación a que haya más gasto en defensa, advirtió de que este asunto afecta a otras cuestiones que requieren la negociación.

Afianzar la estabilidad

Estas declaraciones no varían la versión oficial del Gobierno de que lo van a seguir intentando, versión que se encargó el propio presidente del Gobierno de repetir públicamente tras su ronda sobre defensa al plantearle directamente si los encontronazos con algunos de sus socios ante su decisión de acelerar el gasto en seguridad podría hacer imposible que el diálogo sobre presupuestos pudiera ser eficaz.

“A nosotros nos gustaría que hubiera presupuestos. Trabajamos para que haya presupuestos y seguimos tanto en el Gobierno de coalición como con los grupos parlamentarios dialogando para sustanciar esos presupuestos en los próximos meses”, señaló.

Aunque a renglón seguido precisó que es una cuestión que no depende sólo del Ejecutivo.

Si la negociación no llegara a buen puerto, desde el Ejecutivo se subraya que eso no afectaría a la estabilidad política aunque se reconoce que es obvio que la afianzaría.

La hipótesis de que fracasara en su objetivo le fue planteada a Sánchez en Davos, durante su participación el pasado enero en el Foro Económico Mundial que se organiza cada año en esta ciudad suiza, y más allá de la insistencia en que peleará por ello, afirmó sentirse “muy cómodo” con el presupuesto actual.

No obstante, fuentes del Ejecutivo recalcan a EFE que la meta es lograr unas nuevas cuentas del Estado que creen que certificarían prácticamente que podrá agotarse la legislatura.

Pero ven también posible, aunque reconocen que no es lo deseable, que Sánchez pudiera culminar su mandato incluso sin aprobar en cuatro años un nuevo presupuesto.

La incógnita que deberá despejarse en los próximos meses es si habrá acuerdo para el de 2025 o cuándo, como ya hiciera en marzo del año pasado, el Gobierno hará pública su renuncia a intentar conseguirlo y aplazar la negociación para las cuentas de 2026.