Cartagena, 28 jun (EFE).- El buque de investigación oceanográfica de la Armada española Hespérides ha arribado este sábado a su base en Cartagena, de la que salió el 20 de noviembre de 2024 para desarrollar los nueve proyectos de su vigésima novena campaña antártica, entre ellos, sobre ecosistemas marinos, geología de fondos oceánicos, cambio climático y microplásticos.

Siete meses de trabajos que su comandante, el capitán de fragata Fernando Moliné, ha resumido a los medios de comunicación en el arsenal como dos cruceros científicos, el primero de ellos con cinco proyectos simultáneos, con el Challenge 2, de la Universidad de Barcelona, como el más demandante de personas y de capacidades de barcos para estudiar las presiones humanas en los ecosistemas antárticos.

Se ha simultaneado con el Macroant, que analizaba la transferencia de microplásticos en las redes en las cadenas tróficas; el Perpantar, que evaluaba la evolución y adaptación de los pingüinos al entorno cambiante antártico; el Galileo, que investigaba la precisión de ese sistema de navegación y posicionamiento en latitudes antárticas, y el Storage, del Gobierno italiano, sobre la biodiversidad de la microbiología en el polo sur.
En un segundo crucero científico solo ha habido un proyecto, al ser oceanográfico, el de Conexiones Sudatlánticas, del barcelonés Institut de Ciències del Mar-Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha estudiado la transferencia de las aguas profundas antárticas desde los mares de Weddell y de Bransfield hacia el de Escocia y su tránsito al Atlántico sur.
Simultáneamente, durante las dos campañas, en el viaje de ida y vuelta, han contado con un detector de rayos cósmicos del proyecto Macro Solmax, que analiza las variaciones de las emisiones de redacción solar.
Ya fuera de la Antártida participaron en un proyecto sobre conexiones de aguas sudatlanticas hasta la zona tropical, desarrollado por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, entre Montevideo (Uruguay) y Salvador de Bahía (Brasil).
Por último, al norte de Canarias se realizó un estudio para levantar la batimetría en la zona económica española entre el nordeste de esas islas y el golfo de Cádiz.
Con una dotación de 60 personas, marinos miembros de la Armada que prestan los servicios y manejan el barco, el buque onde laboratorios completos y capacidad para alojar a 37 científicos, que van cambiando al embarcar según los proyectos que desarrollen y han ido rotando a lo largo de toda la campaña, durante la que han pasado a bordo 85 investigadores y 15 técnicos de la unidad de tecnología marina del CSIC, pero otros 241 han sido trasladados en algún momento desde puertos hacia bases.
«El barco ha cumplido 34 años y pensamos ya en la trigésima campaña, pues todavía tiene recorrido tras unos meses de mantenimiento y obras», ha señalado Moliné.
«Ya hay planes de relevo de un Hespérides que empieza a ser veterano, pero aún le quedan campañas en sus cuadernas», ha concluido en un ambiente de alegría en el que los miembros de la tripulación se abrazaban y besaban con familiares y amigos tras 221 días de ausencia, el despliegue más largo de su historia, 30.000 millas náuticas (55.560 kilómetros), casi una vuelta y media al mundo.
Ha hecho escalas en Mar del Plata y Ushuaia (Argentina), Punta Arenas (Chile), Montevideo, Salvador de Bahía y Las Palmas y por primera vez en aguas antárticas coincidió con otros dos buques oceanográficos españoles, el Sarmiento de Gamboa y el Odón de Buen, cuando fueron visitados por la ministra de Ciencia e Innovación y Universidades, Diana Morant, ha informado la Armada.