El inédito apagón centra el foco en Red Eléctrica, una gran desconocida

Imagen de archivo de una central eléctrica en Zaragoza.EFE/Javier Cebollada

Madrid, 2 may (EFE).- El inédito apagón del pasado lunes ha puesto el foco sobre Red Eléctrica y su matriz, Redeia, que gestionan 45.000 kilómetros de cable y centenares de subestaciones para transportar la electricidad de centrales a distribuidoras, pero que hasta esta semana eran grandes desconocidas para el consumidor.

El operador eléctrico gestiona toda la red de transporte de energía eléctrica de alta tensión, por lo que ayuda a pasar la electricidad generada en las distintas centrales o plantas hasta las subestaciones, donde se reparte a través de redes de media y baja tensión y se envía así a los hogares o las empresas.

Su web destaca que Red Eléctrica cuenta con una serie de instalaciones que configuran un sistema mallado para que la electricidad sea accesible, ya que como los centros de generación y los de demanda no se encuentran en el mismo lugar, se necesita una red vertebradora para transportar esa energía.

Red Eléctrica está compuesta de 45.706 kilómetros de líneas de cableado, dentro de la red de transporte eléctrico. De ellas, 43.498 kilómetros son líneas ‘aéreas’ (el 95,17 %), mientras que 1.262 son de cable subterráneo (un 2,76 %) y otros 945 (un 2,07 %), de cable submarino.

Estos cables se distinguen entre alta tensión, de 400 kilovoltios (Kv) y que suponen aproximadamente el 50 % del total de cableado, y de media o baja tensión, de menos de 220 kilovoltios, que se centran en enviar esa electricidad a los hogares y las empresas.

Es en ese momento, el de transformar la electricidad en menos tensión, es cuando entran en juego las subestaciones, muchas de ellas gestionadas por Red Eléctrica y otras por las distintas distribuidoras.

Estas instalaciones se encargan de regular y transformar los niveles de tensión de la electricidad, lo que permite un transporte eficiente de la alta tensión a una posterior distribución en niveles adecuados para el consumo, bien sea doméstico o industrial.

Para ello, Red Eléctrica también cuenta con un ‘cerebro’, el conocido como Centro de Control Eléctrico (Cecoel), que está ubicado en Alcobendas (Madrid) y que analiza y procesa cerca de 240.000 datos cada segundo.

 

Cotizada en bolsa y actividad altamente regulada

El Grupo Redeia, matriz de Red Eléctrica, es una compañía privada que cotiza en bolsa, aunque el Estado tiene en ella una participación del 20 % a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), como también ocurre con Enagás, gestor y transportista del sistema gasista nacional.

Eso sí, la actividad es altamente regulada y ello las convierte en empresas con un mandato de interés general y unas normas concretas que tienen que cumplir, aunque con un accionariado privado y una toma de decisiones igualmente privada.

Así pues, el objetivo de Red Eléctrica es el de conectar los centros de generación con los puntos de distribución y los grandes consumidores, además de unir sistemas eléctricos aislados o el sistema eléctrico peninsular español con los países vecinos, un hecho que no pudo desarrollar con normalidad el pasado lunes.

 

Cronología del suceso

Fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico destacan que el sistema se encontraba el lunes en una situación de estabilidad en términos de dos variables clave, voltaje y frecuencia.

No obstante, cuando la frecuencia cayó por debajo de un cierto umbral en el lado español, por protección, saltaron los relés automáticamente de la interconexión y la península quedó aislada de Francia.

Este evento que sucedió es aparentemente compatible con una pérdida de generación en la región suroeste, aunque se desconocen todavía la cuantía como los nodos afectados, pero esa pérdida de generación provocó unas tensiones y una variación de la frecuencia que se estabilizaron 1,3 segundos después.

Sin embargo, en ese mismo momento volvió a observarse otro suceso compatible también en la zona noroeste y que provocó otra oscilación que ya no se pudo controlar y que se fue amplificando, según fuentes conocedoras de la situación.

Así, aunque empezaron a funcionar los sistemas de deslastre, no fue suficiente porque el efecto ‘contagio’ fue más rápido y fue lo que acabó tirando el sistema al cabo de cinco minutos, aunque estas mismas fuentes señalan que hay que confirmar primero la pérdida de generación para después determinar qué lo causó.