El infarto del diputado David Pérez y un voto delegado para salvar la investidura de Illa

Imagen de archivo (08/08/2024).- El líder del PSC Salvador Illa abandona el Parlament tras ser investido president en el pleno del debate de investidura que se celebró este jueves en el Parlament de Catalunya. EFE/Quique García

Barcelona, 8 ago. (EFE).- Parque de la Ciutadella, 8 de agosto de 2024, 9:30 horas: la comitiva de dirigentes de Junts que acaba de asistir a la fugaz irrupción de Carles Puigdemont frente al Arco de Triunfo de Barcelona frena en seco para dejar paso a una ambulancia que sale del Parlament. A bordo va David Pérez, diputado socialista.

Salvador Illa sabía ese jueves que su investidura como presidente de la Generalitat podía depender de los movimientos que hiciera Puigdemont, que había asegurado que quería estar presente en el pleno del Parlament, ocupando su escaño de diputado de Junts.

Lo que no sabía el entonces candidato socialista es que la votación peligraría por el estado de salud de un veterano compañero.

Un infarto, una ambulancia y un trasplante

Imagen de archivo (08/08/2024).- La cámara aplaude al líder del PSC Salvador Illa (c) tras ser investido president durante el pleno del debate de investidura que se celebra este jueves en el Parlament de Catalunya. EFE/Andreu Dalmau

Según fuentes parlamentarias consultadas por EFE, Pérez acudió a primera hora de aquel día a la cámara catalana y se instaló en su despacho, el de vicepresidente segundo de la Mesa del Parlament.

Comentó que le acompañaba un cierto malestar desde hacía días y a medida que avanzó la mañana su estado de salud empeoró, de forma que fue visitado por personal médico: hecho el primer análisis, los sanitarios sacaron a Pérez en camilla de las instalaciones del Parlament y lo introdujeron en una ambulancia medicalizada, que por protocolo está en la entrada del edificio los días de pleno.

Sobre las 9:30 horas, la ambulancia abandonaba el recinto de la Ciutadella ante las miradas de la comitiva de Junts, encabezada por los expresidentes Artur Mas y Quim Torra, que cedieron el paso al vehículo sin saber qué ocurría exactamente.

Un año después de aquel episodio, David Pérez sigue de baja, tras una satisfactoria operación de trasplante de corazón, aunque fuentes socialistas esperan que pueda volver al Parlament en unos meses.

El voto de Pérez y la ausencia de Puigdemont

Imagen de archivo (30/04/2024).- El candidato del PSC al Parlament, David Pérez, interviene en un acto de la campaña electoral de Cataluña en L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). EFE/ Toni Albir

Ese 8 de agosto se vivieron momentos frenéticos, con Puigdemont en paradero desconocido y con los Mossos d’Esquadra buscando su rastro tras su breve discurso ante el Arco de Triunfo.

Eso, sumado al repentino ataque al corazón de David Pérez, generó una enorme incertidumbre sobre cómo podría afectar al pleno, cuyo arranque estaba previsto para las 10 horas.

Al saber que Pérez debía ser ingresado en el hospital, un diputado socialista advirtió de que, sin el voto de su compañero, la investidura podía fracasar: alertó de esta circunstancia -según explica a EFE- casi pidiendo perdón ante el drama que se estaba viviendo, pero consciente de la importancia del momento.

Efectivamente, los números podían no salir: los socios de investidura (PSC, ERC y Comuns) sumaban 68 diputados, frente a los 67 del resto del hemiciclo. En caso de empate la votación se repite tres veces; si el empate persiste, gana el ‘no’.

Así que corría prisa, porque el voto debe delegarse cuando el diputado cuenta con facultades físicas y mentales para poder hacerlo y, en ese momento, era una incógnita cómo evolucionaría la salud de Pérez.

Un pleno eterno y con pinganillo

En la bancada socialista se respiró nerviosismo durante toda la jornada: por la salud del enfermo, que parecía estabilizarse dentro de la gravedad; porque el pleno se alargaba más de lo previsto, ante las peticiones de Junts de suspenderlo; y por el resultado de la votación, pues ese voto delegado -válido mientras Pérez siguiera con vida, pero no si acababa falleciendo- podía resultar determinante.

Avanzada la tarde, la investidura salió adelante, finalmente, con los esperados 68 votos a favor, incluido el de Pérez, y con 66 en contra: se contabilizó el de Lluís Puig, que también delegó su voto, mientras que Puigdemont, a esa hora aún en paradero desconocido, sencillamente no votó, pese a que podría haber actuado como Puig.

Meses después, el Tribunal Constitucional anuló el acuerdo de la Mesa de Edad que daba amparo a la delegación de voto de estos dos diputados de Junts, dado que determinó que la delegación no pueden solicitarla quienes «voluntariamente» han eludido la acción de la jurisdicción penal española.

Una sentencia que no tuvo efectos prácticos, pero que podría haberlos tenido si Puigdemont sí hubiera delegado su voto y Pérez, no. De haberse dado esa combinación, Illa no habría sido investido por el Parlament ese 8 de agosto.

Martí Puig i Leonardi