Eva García González
Santander, 18 jun (EFE).- El Instituto de Física de Cantabria (IFCA) celebra 30 años de evolución, crecimiento y nuevos recursos de investigación en este campo, que le sitúan de forma sistemática en la élite de la materia, pero con límites de espacio en sus instalaciones y en la plantilla de científicos con la que cuenta.
Patricio Vielva, director del IFCA, cuenta, en una entrevista con EFE con motivo de estos treinta años de trabajo, la situación de este centro coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Universidad de Cantabria, que se enfrenta a los actuales retos de la sociedad: el cambio climático o la ciencia de datos.
Reconoce que el IFCA es un instituto «muy pequeño» en cuanto a espacio y recursos, pero «muy relevante» para la región e, incluso, en España por su posición en las clasificaciones de investigación.
«Las publicaciones científicas se catalogan por cómo de importante son las revistas, que se dividen en cuatro cuartiles de importancia donde el uno es el más relevante. Más del 80 por ciento de nuestras publicaciones se sitúan sistemáticamente en ese primer cuartil», detalla este físico.
Sin embargo, el tamaño del IFCA es su «mayor problema», tanto por sus infraestructuras y espacio como por el número de personas de su plantilla, en la actualidad 130 profesionales contratados.
«Tenemos un serio problema de crecimiento a futuro para albergar los recursos humanos y materiales que son necesarios para seguir adelante con nuestra investigación», lamenta el director y añade que esto «limita» el potencial de crecimiento que tiene el centro.
Vielva asegura que los organismos responsables del IFCA «son conscientes» de ese problema y tienen «toda la voluntad» para intentar solucionarlo, pero «hay ciertas limitaciones».
«Tenemos un potencial de crecimiento asociado a nuestra capacidad investigadora y a nuestras líneas de investigación, pero el no poder contar con espacios adecuados para ofrecer al futuro personal y las infraestructuras necesarias para desarrollar la investigación, es una amenaza», advierte.
En este sentido, la situación afecta a infraestructuras como la sala limpia o el laboratorio de metrología, que son espacios fundamentales para realizar mediciones necesarias para los proyectos de investigación, y a las que en breve se incorporará la instalación del ‘Cryolab’.
Desde el nodo Altamira hasta el CERN

Esta infraestructura será un criostato capaz de operar a temperaturas tan bajas como las que se dan en el espacio, que servirá para dar soporte experimental a las diversas colaboraciones internacionales del centro en los campos de la cosmología y la física de partículas.
También cuenta con un centro de procesado de datos, una infraestructura de computación «muy potente» que alberga, entre otras instalaciones, el nodo Altamira que la Universidad de Cantabria tiene dentro de la Red Española de Supercomputación.
El instituto cerró 2023 con 84 proyectos activos, 7,29 millones de euros en financiación captados, 215 publicaciones y 212 artículos científicos publicados por su personal en áreas como astrofísica, física de partículas, cambio climático o inteligencia artificial.
El IFCA colabora con proyectos internacionales que trabajan para determinar de qué esta hecho el universo y que se desarrollan entre varios países con grandes inversiones.
Uno de esas ‘colaboraciones’ es con la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN), porque en Cantabria se diseñan y fabrican los próximos detectores tridimensionales que estarán instalados en ese laboratorio de física de particulas de Ginebra para el próximo gran colisionador de hadrones (LHC), «el proyecto más relevante que hoy en día alberga el CERN», asegura Vielva.
Datos en la nube, galaxias o cambio climático

También está el IFCA el European Open Science Cloud (EOSC), la iniciativa europea para el tratamiento de datos en la nube, o en misiones de la Agencia Europea de Espacio, como ‘Arrakihs’, la primera liderada por España, que se coordina desde el centro cántabro.
Otras misiones en las que trabaja son ‘Acina’, para estudiar el universo a través de rayos X y ver cómo se forman y cómo evolucionan las galaxias y qué rol tiene los agujeros negros supermasivos de los centros de esas galaxias.
En cuanto al cambio climático, el centro forma parte del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC) y desarrolla el «atlas interactivo» que ayuda a hacer previsiones a futuro.
El objetivo es analizar si el cambio climático puede revertirse o ir a peor en función de ciertos parámetros, para poder hacer a nivel mundial políticas de control de emisiones de gases como el efecto invernadero.