El Inter se ha ganado el derecho a soñar

Davide Frattesi (c) de Inter celebra un gol durante el partido de vuelta de semifinales de la Liga de Campeones de la UEFA entre el Inter de Milán y el FC Barcelona, en Milán (Italia). EFE/EPA/ Daniel Dal Zennaro

Roma, 7 may (EFE).- El Inter de Milán, un equipo hecho a medida por Simone Inzaghi y que tiene en el argentino Lautaro Martínez a su líder y mejor jugador, se ha ganado el derecho a soñar a lo grande con una Liga de Campeones que se le escapó hace dos años, en junio de 2023 ante el Manchester City del triplete.

Después de erigirse vencedor en una lucha a pecho descubierto contra el Barcelona (4-3, 7-6 final) en una eliminatoria para el recuerdo por lo épico y heroico de ambos partidos y equipos, el Inter vuelve a una final de ‘Champions’. Peleará por la ‘orejona’ el 31 de mayo ante el Arsenal o el PSG en Múnich. Es su segunda final en 3 años, ahora mucho más que complicada y reservada para grandes equipos.

Más allá de favoritismos descontextualizados, de lesiones inoportunas que puedan surgir a cualquiera de los finalistas o sensaciones irrelevantes previas a un choque de este calibre, el Inter puede estar tranquilo. Porque ha demostrado ser un equipo bien organizado, hecho a medida, que sabe a lo que juega, solidario y comprometido con el objetivo común. No hay egos. Hay un todo por encima de las partes. Y eso le permite ser competitivo bajo cualquier circunstancia.

Quedó demostrado en la eliminatoria ante el Barcelona. Llegó al duelo de ida tras una semana trágica. Dejó escapar el triplete. Eliminado de Copa Italia, humillado por un rival máximo como el Milan; y habiendo perdido el liderato de una Serie A que tenía en su mano.

Por no hablar de las bajas. Dumfries y Thuram llegaron al partido justos. Lautaro se lesionó en el primer tiempo y apuntaba a no llegar a la vuelta. Y Pavard se perdió ambos duelos.

Pero aún así el Inter fue resiliente. Se encerró en el grupo y lo sacó adelante para revivir. Pasó de ser un equipo cansado a uno con vitalidad para renacer en el minuto 93 y dar la machada en la prórroga. Como si las piernas no pesaran.

La calidad de su jugadores le permite, claro, llevar a cabo su plan con minuciosidad. La solidez de Sommer bajo palos; la salida de Bastoni desde atrás; la experiencia de Acerbi; la potencia de Dumfries y Dimarco por los carriles; la sala de máquinas de Calhanoglu, Barella y Mkhitaryan con el apoyo desde banquillo de Frattesi y Zielinski; y los goles de Lautaro y Thuram.

Tiene muchas aristas este Inter. Puede hacerse dueño del partido con la posesión, aunque prefiera el ataque directo explotando las bandas, con salidas y contras relámpago.

Jugar con dos puntas, algo que pocos equipos imitan, le permite fijar a los centrales rivales y dar libertad a la llegada constante de sus mediocentros, todos valientes con el golpeo lejano y con los desmarques en profundidad por zona central. Y los carriles le dan una profundidad tremenda con la que no solo oxigenan, sino que han patentado como una forma más de hacer daño real.

Y también sabe sufrir cuando toca. Lo hizo ante el Barcelona, pero también antes contra el Bayern. Se encierra y, aunque en esta eliminatoria encajara 6, es muy complicado hacer gol. Fue el menos goleado en la fase liguilla. Solo permitió un tanto, en el descuento ante el Leverkusen.

Es un equipo muy completo con una media de edad perfecta, dominadora en torneos como la Liga de Campeones. Sommer, Mkhitaryan, Acerbi y Darmian superan los 35 años. Bastoni tiene 26. Calhanoglu tiene 31. Dumfries, Dimarco, Lautaro, Thuram, Barella… entre 27 y 29. Madurez total para un partido de tal calibre.

Y, sobre todo, es una generación que ya ha jugado este partido. Que ya conoce la sensación de estar en una final de ‘Champions’. Que está también dolida por el recuerdo de haberlo tenido tan, tan cerca. Que quiere una revancha. Que no está dispuesta a ser esa que ‘solo pudo’ ganar, esa que se quedó a las puertas. Y que quiere regalar a la afición un título que no conoce desde 2010 con Jose Mourinho.

También es un recordatorio o ejemplo para el resto de equipos. La gestión del Inter desde los despachos es prácticamente intachable. Las operaciones de fichajes son todas rentables en los últimos años, donde apenas ha gastado. No hay derroche. No hay despilfarro. Hay buena planificación. Una buena columna vertebral. Y buenos recambios. Al menos por el momento. Ya llegará el momento de renovar el plantel, de mirar al mercado de verano para descubrir alguna otra ganga como lo fueron Sommer, Thuram, Lautaro, Acerbi, Calhanoglu o Mkhitaryan.

Todo eso, la espina clavada del 2023, la buena plantilla, un entrenador que ha impuesto su esquema, un equipo que rema en la misma dirección y una gran planificación deportiva, no solo convierten al Inter en una ‘rara avis’ en Italia, sino que le colocan como un claro favorito a ganar esta edición de la Liga de Campeones. Está a solo un partido. Solo PSG o Arsenal pueden impedírselo. Y si es así, poco se puede reprochar a este equipo y generación que ha conseguido algo que pocos creían que podía ser posible.

Tomás Frutos