Redacción Ciencia, 9 jun (EFE).- Los fósiles vegetales encontrados en el abdomen de un saurópodo, que vivió hace aproximadamente entre 94 y 101 millones de años, respaldan la vieja hipótesis de que estos dinosaurios eran herbívoros y, además, muestran que apenas masticaban.
El análisis sobre la última o últimas comidas de este gigante se publica en la revista Current Biology, que describe que este tipo de dinosaurio se alimentaba de una variedad de plantas y dependía casi por completo de sus microbios intestinales para la digestión.
El conocimiento de su dieta es fundamental para comprender su biología y el papel que desempeñaron en los ecosistemas antiguos. Sin embargo, se han encontrado muy pocos fósiles de dinosaurios con cololitos o contenido intestinal conservado.
Los cololitos de saurópodos han sido especialmente escurridizos, a pesar de que estos dinosaurios pueden haber sido los herbívoros terrestres con mayor impacto ecológico en todo el mundo durante gran parte de los períodos Jurásico y Cretácico, dado su gigantesco tamaño.
Debido a esta falta de pruebas directas en lo que respecta a la dieta, los detalles de la herbivoría de los saurópodos, incluidos los taxones vegetales que comían, se han deducido en gran medida a partir de características anatómicas como el desgaste de los dientes, la morfología de la mandíbula y la longitud del cuello.
Pero en esta ocasión, los investigadores se centraron en el cololito de un saurópodo Diamantinasaurus matildae, encontrado en la Formación Winton de Queensland, Australia.
El análisis de los especímenes vegetales del contenido intestinal fosilizado reveló que los saurópodos probablemente solo realizaban un procesamiento oral mínimo de sus alimentos, confiando en cambio en la fermentación y su microbiota intestinal para la digestión.
El cololito estaba compuesto por una variedad de plantas, incluyendo follaje de coníferas y hojas de angiospermas (plantas con flores), lo que indica que el Diamantinasaurus era un animal que se alimentaba de forma indiscriminada y en grandes cantidades.
«Las plantas en su interior muestran signos de haber sido cortadas, posiblemente mordidas, pero no masticadas, lo que respalda la hipótesis de que los saurópodos se alimentaban de forma indiscriminada», afirma Stephen Poropat, autor principal e investigador de la Universidad Curtin (Australia).
Los científicos también encontraron biomarcadores químicos tanto de angiospermas como de gimnospermas, un grupo de plantas leñosas productoras de semillas que incluye a las coníferas.
Esto implica que al menos algunos saurópodos no eran selectivos a la hora de alimentarse, sino que comían cualquier planta a la que pudieran llegar y procesar de forma segura, continúa el experto.
«Nunca antes se había encontrado contenido intestinal genuino de saurópodos en ningún lugar», asegura Poropat, para quien estos hallazgos corroboran en gran medida las ideas anteriores sobre la enorme influencia que los saurópodos debieron de tener en los ecosistemas de todo el mundo durante la era mesozoica.
Algunas limitaciones
A pesar de la importancia de este descubrimiento, Poropat señala en un comunicado algunas salvedades.
La principal limitación del estudio es que el contenido intestinal de los saurópodos que se describe constituye un único punto de datos. «Este contenido intestinal solo nos informa sobre la última comida o varias comidas de un único saurópodo subadulto», indica Poropat.
«No sabemos si las plantas conservadas en nuestro saurópodo representan su dieta típica o la dieta de un animal estresado. Tampoco sabemos en qué medida las plantas del contenido intestinal son indicativas de los saurópodos juveniles o adultos, ya que el nuestro es un subadulto, y no sabemos cómo la estacionalidad podría haber afectado a la dieta de este saurópodo».