El IPC chino marca su segundo descenso más pronunciado del año al caer un 0,4 % en agosto

Fotografía de archivo en donde personas realizan compras en Beijin, China. EFE/WU HAO

Shanghái (China), 10 sep (EFE).- El índice de precios al consumidor (IPC), principal indicador de la inflación en China, cayó un 0,4 % interanual en agosto, lo que supone la segunda tasa negativa más pronunciada este año y el retorno a la disminución de los precios dos meses después.

Se trata del quinto mes este año en el que los precios disminuyen: el IPC encadenó cuatro actualizaciones seguidas en negativo entre febrero y mayo (la primera, un -0,7 %; el resto, todas en el -0,1 %) para repuntar luego un 0,1 % en junio y quedarse congelado en el 0 % en julio.

Ante esta tendencia, los analistas esperaban que el indicador, divulgado hoy por la Oficina Nacional de Estadística (ONE), experimentase un descenso aunque menos abultado, de en torno a un 0,2 %.

Y, si bien el mes anterior la sorpresa positiva había sido la comparación intermensual de los precios, en esta ocasión no ha sido así: pasaron de subir un 0,4 % en julio a quedarse intactos (0 %) en agosto, mientras que los expertos apuntaban a un avance de al menos un 0,1 %.

El estadístico de la ONE Dong Lijuan trata de apuntar al lado positivo de las cifras al destacar que la inflación subyacente -medidor que excluye los precios de alimentos y energía por su volatilidad- sí subió un 0,9 % interanual y marcó su cuarto mes consecutivo al alza.

Los alimentos, responsables

Según su análisis, la caída del IPC en agosto se debió a una base comparativa poco favorable y a que los precios de los alimentos subieron menos de lo que el histórico de estacionalidad hacía esperar: «Los precios del cerdo, los huevos y la fruta fresca fueron más débiles que las fluctuaciones estacionales (habituales)».

En la otra cara de la moneda figuraron bienes industriales de consumo como electrodomésticos, favorecidos por el multimillonario ‘plan renove’ anunciado por Pekín para espolear el consumo, o las joyas de oro, un aumento probablemente relacionado con el repunte del precio internacional de ese metal, considerado como valor refugio ante la incertidumbre en el entorno financiero internacional.

Las autoridades han subrayado reiteradamente en los últimos meses que impulsar la débil demanda nacional es una de las grandes prioridades económicas para un 2025 marcado no solo por la amenaza de la deflación sino también por frentes conocidos como la crisis inmobiliaria y otros incipientes como la guerra comercial con Estados Unidos.

Para Zichun Huang, de la consultora Capital Economics, la bajada del IPC «únicamente refleja la volatilidad de los precios alimentarios», y agrega: «Si bien la inflación subyacente ha repuntado últimamente, esto refleja principalmente factores temporales y no una mejora significativa en los desequilibrios existentes entre oferta y demanda».

Los precios industriales ‘mejoran’

La ONE también hizo público el índice de precios a la producción (IPP), que mide los precios industriales y que, dentro de la tendencia negativa que mantiene desde hace más de dos años y medio, experimentó su menor bajada de los últimos cuatro meses al pasar de un -3,6 % a un -2,9 % interanual en el octavo mes del año.

Además, la comparación intermensual se situó en el 0 %, saliendo de cifras negativas por primera vez tras ocho meses.

Dong atribuye esta evolución no solo al mencionado ‘plan renove’ sino también a «la continua mejora de la competencia en el mercado nacional» o al «crecimiento sostenido de los nuevos motores del crecimiento», apuntando específicamente a sectores emergentes como semiconductores o astilleros.

Sin embargo, Capital Economics apunta que los precios que más repuntan son los del metal, y Huang cree que se debe a la especulación sobre políticas que reducirían la producción en sectores con exceso de capacidad, aunque «por ahora se han tomado pocas medidas concretas» al respecto.

La analista subraya que los bienes de consumo duraderos, «una guía mejor sobre las presiones generales de los precios», ensancharon su caída hasta el 3,7 %, «un nivel de deflación más grave que durante la crisis financiera global» de 2008.

«Con una demanda nacional débil y un persistente exceso de capacidad, dudamos que haya importantes mejoras en el entorno deflacionista de China a corto plazo», sentencia Huang.