Isla Sicuya (Bolivia), 21 sep (EFE).- La contaminación en el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo compartido entre Bolivia y Perú, ha avanzado a tal punto que en sus zonas menos profundas la pesca es casi inexistente, lo que genera la migración de pobladores por la degradación de los ecosistemas circundantes agudizada por el cambio climático.
La parte más vulnerable es el ‘lago menor’, situado al sudeste, con alrededor de dos mil kilómetros cuadrados, este se separa por el estrecho de Tiquina del ‘lago mayor’, la zona del noroeste más profunda y más extensa, con más de seis mil kilómetros cuadrados.
En el ‘lago menor’, la parte más honda tiene 40 metros, mientras que en otras zonas la profundidad es de dos a cuatro metros, aunque la sequía de los últimos años provocó que en ciertos lugares haya solamente cincuenta centímetros, como pasa en la bahía de Cohana, situada en la parte boliviana.
Cohana es el punto crítico, debido a que ahí llega la desembocadura del río Katari, que recoge las aguas residuales y contaminadas de otros tres afluentes que atraviesan la ciudad de El Alto, la segunda más poblada decon casi un millón de habitantes, además de la contigua Viacha.
«La vida en el lago está triste, se están perdiendo los peces, los totorales están quemados, el agua (es) turbia», dijo a EFE Oscar Limachi, el líder indígena de Quehuaya, un pueblo en las orillas del lago sagrado desde tiempos ancestrales para los pueblos precolombinos.
Limachi también mencionó que «por causa de la contaminación hay mucha migración», debido a que ha afectado a la población de peces, que hasta hace poco fue el sustento de muchas familias, por lo que ahora los jóvenes «se van» de los pueblos.
Hace algunos años se veía a pescadores en botes por la zona que, incluso, colocaban redes para capturar algunas especies nativas como el karachi o mauri, pero EFE constató que esa actividad ha cesado, además de que el agua se ha vuelto más oscura y pestilente.
Cerca de Cohana, el agua es pantanosa y en la superficie se ha formado una cubierta verde con pequeñas plantas, mientras que en el fondo se acumula una especie de resina negra que también se adhiere a la totora, una planta que sirve para alimentar al ganado y que es materia prima para la elaboración de artesanías.
Xavier Lazzaro, investigador ambiental de la Autoridad Binacional del Lago Titicaca (ALT), explicó a EFE que la contaminación que afecta al lago proviene de la actividad humana, industrial y minera, que genera un proceso «invisible» de continua degradación.
El fósforo (que está en los detergentes) nutre a las «microalgas» que, al morir, se mezclan con bacterias y generan la pérdida de oxígeno en el agua. Además, está la producción de sulfuro de hidrógeno, resultado de la descomposición de materia orgánica, «que tiene el poder de matar peces, ranas y aves», agregó Lazzaro.
Los pobladores consultados por EFE afirmaron que el agua contaminada va lago adentro y su efecto se observa en otras comunidades e islas.
La isla más pequeña en el Titicaca

Sicuya es la isla más pequeña del lago Titicaca, con menos de trescientos habitantes. Tiene un consultorio médico y una escuela con solo veintisiete estudiantes en los ciclos de primaria y secundaria.
Octavio Quispe, maestro de secundaria en Sicuya, relató a EFE que hace algunos años había «muchos» estudiantes, pero que ahora suele haber entre uno a cuatro por grado, y que la isla se ha ido «vaciando». Además, comentó que la gente ha dejado sus casas solas y que solo regresan cuando es la fiesta local.
El acceso a Sicuya solo es por lancha y en los alrededores se pueden observar los efectos de la contaminación: el agua del lago es oscura, pantanosa, y la totora está en parte cubierta por una costra negra, que las vacas y ovejas se resisten a comer.
«No hay pescado por aquí, esa contaminación ha hecho perder los peces (…) antes el agua era transparente, hace 15 años, cuando era pequeñito, era linda el agua», dijo a EFE Santiago Quispe, el mallku (máxima autoridad) de Sicuya.
La preocupación de los comunarios es que en los siguientes años los efectos de la contaminación sean aún mayores, debido a la actividad minera que hay en la cordillera y al lavado de minerales, entre ellos oro, que se realiza en la ciudad de Viacha.
Hasta ahora, los proyectos de tratamiento de aguas residuales han sido ineficientes, la ampliación y modernización de la única planta de tratamiento lleva años de retraso, mientras que estudios, como el de la fundación privada Tierra, advierten sobre la ineficacia en las acciones estatales de mitigación ambiental. EFE
Gabriel Romano Burgoa
