El legado digital de la pandemia: auge, declive y la nueva normalidad tecnológica

Vista de un código QR en un restaurante de Madrid en una imagen de archivo. EFE/ Miguel Osés

Sarah Yáñez-Richards

Nueva York, 14 mar (EFE).- La pandemia del coronavirus propició un auge tecnológico, y muchas funcionalidades que ya existían -como las videollamadas o los códigos QR- vivieron un renacimiento que todavía persiste; mientras que otras herramientas digitales gozaron de una enorme pero fugaz popularidad durante el confinamiento y ahora pugnan por sobrevivir.

Las redes sociales -TikTok, Facebook, Snapchat e Instagram-, de mensajería -WhatsApp y Messenger- y de entretenimiento -YouTube y Netflix- fueron las aplicaciones más descargadas durante la pandemia, pero en el ‘Top 10’ también estaban las aplicaciones de videollamadas Zoom y Google Meet.

Este constante entretenimiento y conectividad inmediata con el resto del mundo se ha traducido en una tendencia al sedentarismo una vez pasada la pandemia. De acuerdo con un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles, en general los estadounidenses pasaron fuera de sus hogares casi 1,5 horas menos en 2023 que las que habían pasado en 2003.

De la ‘fatiga de Zoom’ al ocaso de Skype

En diciembre de 2019, Zoom -plataforma lanzada en 2013- tenía 10 millones de participantes diarios; pues bien, en octubre de 2020 esta plataforma de videoconferencia había conseguido 300 millones de usuarios debido a que millones de personas optaron por utilizar esta herramienta para poder trabajar desde casa o tener reuniones digitales con familiares y amigos.

No obstante, el ‘bum’ de las videoconferencias también trajo lo que los psicólogos acuñaron como la “fatiga de Zoom”, que consiste en un agotamiento físico y psicológico que se siente tras pasar períodos prolongados en plataformas de videoconferencia.

Pese a que las oficinas reabrieron sus puertas e incluso en algunos casos demandaron a sus empleados para forzarlos a regresar a las instalaciones, el teletrabajo se implantó en la era de la pospandemia.

Si bien las horas trabajadas desde casa en 2022 fueron menos de la mitad de lo que eran en 2021, siguen siendo aproximadamente cinco veces más que antes de la pandemia, de acuerdo con un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles.

En su último informe empresarial, Zoom dijo que tenía aproximadamente 191.000 clientes empresariales, pero no indicó cuantos usuarios en general tenía.

El último intento de Zoom -y de otras compañías similares- por no perder su popularidad ha sido usar la inteligencia artificial (IA) para intentar mejorar la productividad de los usuarios.

La que no ha logrado sobrevivir tras la pandemia ha sido Skype, aplicación que se cerrará en mayo para empezar a formar parte de Microsoft Teams.

Skype, que fue creada hace más de veinte años, fue pionera en la oferta de llamadas gratuitas a través de internet, pero esta función empezó a perder popularidad con la llegada de los teléfonos inteligentes y aplicaciones como FaceTime o WhatsApp.

El fin del ‘bum’ del ejercicio en casa

Los confinamientos hicieron que todo fuera en línea: desde pedir comida o hacer las compras -con aplicaciones como Uber Eats- a hacer ejercicio -con tutoriales de YouTube o los equipos de ejercicio y las clases digitales de Peloton-.

Peloton se convirtió durante la pandemia en el ojito derecho de los inversores, y sus acciones alcanzaron un máximo de 160 dólares a finales de 2020, pero luego se desplomaron tras el desvanecimiento del auge pandémico de los entrenamientos en casa y el regreso de la gente a los gimnasios.

Ahora el precio de sus acciones está por debajo de los 6 dólares y la empresa ha optado por despidos masivos y cambios de directores ejecutivos para mantenerse a flote.

El renacimiento del código QR

A pesar de las limitaciones -como las preocupaciones en torno a la privacidad, la seguridad de los datos o el analfabetismo digital- muchas herramientas digitales que se implementaron durante la pandemia se han convertido en algo cotidiano cinco años después.

Un claro ejemplo de ello son los códigos QR (Quick Response o Respuesta Rápida), ideados en Japón en los años 90, que se convirtieron en los sustitutos de los menús en los restaurantes y de los pasquines con cualquier información.

Cinco años después, esta técnica sigue muy vigente; uno de sus momentos estelares fue en 2022, cuando Coinbase hizo su debut en el Super Bowl con un ingenioso anuncio de código QR.

No obstante, estos baratos códigos son un arma de doble filo, ya que suelen ser usados por piratas informáticos para fraudes.

Según el grupo gubernamental estadounidense de LexisNexis Risk Solutions, se han usado de media códigos QR para robar 75.000 millones de dólares anuales a los consumidores.