Beirut, 13 abr (EFE).- El Líbano recordó este domingo el 50 aniversario del estallido de su guerra civil con un minuto de silencio y un llamamiento a aprender de los errores del pasado como único recordatorio oficial, mientras el país aún vive la resaca del conflicto del pasado año con Israel.
El Gobierno libanés pidió a la nación un minuto de silencio colectivo a las 12.00 hora local (9.00 GMT), invitándola a reflexionar sobre las “lecciones” que dejaron aquellos 15 años de violencia, sus cerca de 150.000 muertos, más de 300.000 heridos y alrededor de un millón de desplazamientos.
A esa misma hora, el primer ministro, Nawaf Salam, acudió a la céntrica Plaza de los Mártires para tomar parte en una escueta ceremonia sin público, durante la que fue recibido con honores militares y colocó una corona de flores en el monumento a un grupo de ejecutados que lucharon por la independencia del país.
“Aquellos días nos dejaron las tragedias de la guerra y tenemos que aprender de ellas para no volver a repetirlas (…) A medida que nos acordamos de la guerra, aprendemos y hacemos que la guerra no vuelva”, dijo Salam en unas breves declaraciones a la prensa a los pies de la estatua.
Solo el Estado

En sus únicas palabras con motivo del aniversario, también lanzó un mensaje en defensa de la legitimidad del Estado y de su Ejército, en línea con el discurso conmemorativo a la nación pronunciado la noche anterior por el presidente del país, Joseph Aoun.
“Ya es el momento de volver a construir nuestro Estado juntos. Esto es lo único que puede protegernos a todos, con nuestro Ejército y a través de la confianza entre los libaneses y su Estado”, sentenció Salam en la capitalina Plaza de los Mártires.
La víspera, Aoun también reivindicó que el Estado es el único que puede proteger al Líbano y alertó de que la existencia de armas en manos ajenas supone un “peligro” para los intereses nacionales.
La guerra civil, que enfrentó a cristianos y musulmanes con la participación de facciones palestinas afincadas en el Líbano, dejó patente la fragilidad de un Estado que no tardó en colapsar e incapaz de frenar a una miríada de milicias de distinto signo con demasiado poder en las calles.
Sin embargo, el mensaje de los mandatarios no solo pretende ser un llamamiento a aprender del pasado, sino que refleja la visión con la que ambos llegaron al poder el pasado enero: implementar de una vez por todas la premisa de que la seguridad recae sobre las Fuerzas Armadas y que solo ellas deben poseer armamento.
Tras el alto el fuego que el pasado noviembre puso fin a más de un año de conflicto entre el grupo chií libanés Hizbulá e Israel, las autoridades buscan desarmar a ese movimiento, la única milicia que no lo hizo al calor del Acuerdo de Taif que puso fin a la guerra civil hace 35 años.
Un asunto sensible
La guerra civil sigue siendo un tema sensible en un país aún muy marcado por las divisiones sectarias y con miedo constante a que cualquier chispa pueda reavivar viejos fuegos.
En estos momentos, la opinión pública se divide entre los que abogan por el diálogo con Hizbulá para lograr un desarme negociado y aquellos que piden imponer la ley sin miramientos, entre el temor a que hacerlo por la fuerza pueda derivar en un nuevo conflicto interno.
La mayoría de políticos, líderes religiosos y ex altos mandos que este domingo acudieron a las redes sociales o emitieron comunicados para recordar la guerra civil parecen haber encontrado un denominador común claro: no volver a cometer los mismos errores que hundieron a la nación en el abismo.
Entre los mensajes abundaron los llamamientos a la unidad interna y a no permitir las injerencias extranjeras, una sombra que aún planea sobre el Líbano décadas después de que Siria e Israel ocuparan su territorio durante el conflicto.
La sociedad civil también organizó algunos actos con participación simbólica para marcar la fecha, si bien fueron más concurridas las procesiones del Domingo de Ramos.
“El Líbano ha pasado la página de la guerra civil y hoy está pasando la página de las violaciones a la legitimidad y luchando contra ello. Pero pasar página no es suficiente, debemos entender los errores que nos trajeron hasta aquí y aprender de ellos”, zanjó el patriarca maronita, Bechara al Rahi, durante la misa del Domingo de Ramos.