Barcelona, 18 feb. (EFE).- El Gran Teatro del Liceu recupera este jueves ‘La Merope’, la ópera más exitosa de Domènec Terradellas, una obra olvidada que no se había representado desde su estreno en el siglo XVIII y que también viajará a Madrid, Berlín y Viena.
Discípulo del maestro de capilla de la catedral de Barcelona Francesc Valls, Terradellas fue a Nápoles, donde conoció en los teatros de ópera el gusto por el género lírico e hizo una importante aportación al Barroco crepuscular y al inminente Clasicismo.
El director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, ha subrayado este martes en la presentación que “el objetivo era recuperar ‘La Merope’, hacerlo con el mejor vehículo, la AKAMUS (Akademie für Alte Musik Berlin), y darle una proyección internacional a Terradellas”.
Tras la representación del Liceu, se podrá escuchar ‘La Merope’ en el Teatro Real de Madrid (21 de febrero), la Staatsoper de Berlín (25 de febrero) y en el MusikTheater de Viena (28 de febrero), todos en versión concierto.
Después de su gran oratorio napolitano ‘Giuseppe riconosciutto’ (1736), Terradellas estrenó en el Teatro delle Dame de Roma en 1743 su primer gran éxito, ‘La Merope’, que llevó poco después a pequeños teatros italianos, pero después del siglo XVIII no se volvió a representar.
El director musical de esta obra, Francesco Corti, ha valorado como “una operación fantástica” esta recuperación del patrimonio musical europeo que, aunque contaba con una edición de Robert Gerhard de 1953, finalmente partió de dos manuscritos históricos conservados en bibliotecas italianas.
Según Corti, “Terradellas se parece mucho a los compositores extranjeros que vinieron a Italia, como Hasse, que tiene una escritura ágil, extremadamente eficaz, que es lo que se enseñaba a los compositores napolitanos”.
Y añade: “Pergolesi es el ejemplo típico. Produjo obras maestras en poco tiempo y Terradellas tiene las mismas herramientas compositoras pero, al ser una partitura hecha en Roma, cuenta con ‘castrati’, lo que exige un reparto exigente de cantantes que puedan afrontarla”.
El reparto está integrado por siete voces y encabezado por la soprano Emoke Baráth en el papel de la reina Merope, acompañada por el tenor Valerio Contaldo (Polifonte), la mezzosoprano Francesca Pia Vitale (Epitide), la soprano Sunhae Im (Argia), el contratenor Paul-Antoine Bénos-Djian (Trasimede), el tenor Thomas Hobbs (Anassandro) y la contralto Margherita Maria Sala (Licisco).
Corti ha dicho que dada la excesiva duración de la partitura original “se han recortado algunos recitativos, sin alterar la consistencia de la obra”.
Al narrar una historia bastante complicada, con tensiones familiares y con un componente político, Corti ha eliminado bastantes fragmentos para que “sea un concierto rápido, pero sin que el drama deje de ser muy intenso”.
Ha recordado Corti que “la recuperación del Barroco tardío de Händel o Vivaldi ya está aceptada y también la del primer Clasicismo del joven Mozart, pero la generación intermedia, la denominada “galante”, con esos compositores que vinieron a formarse a Nápoles, no ha tenido la misma suerte, con la excepción de los hijos de Bach, en Alemania, o de Gluck en Francia”.
Corti piensa que esa generación de compositores que llegaron a Nápoles quedaron en el olvido por la exigencia de sus partituras, en las que “el virtuosismo tiene una función fundamental, no superficial”.
La recuperación de la música antigua, recuerda Corti, empezó con Bach y la música sagrada que no estaba ligada a la escena, y con las obras más escénicas, concentradas en Monteverdi y Händel, pero “las composiciones ibéricas han tardado mucho en entrar en el repertorio estándar, lo mismo que pasa con la zarzuela barroca, que se hace muy poco fuera de España”.
Asimismo, en los casos de los compositores que tienen más de una nación, como Terradellas, que murió en Roma, resulta difícil que salgan instituciones para recuperarlos, y más si además son de la generación que quedó entre los grandes del Barroco y los grandes del Clasicismo, pero es necesario darles una oportunidad, apunta.
Para García de Gomar, esta recuperación de ‘La Merope’ es “un primer paso en la reconstrucción y la normalización del propio compositor” y aunque no descarta que en el futuro se haga una versión escenificada -“dependerá de la aceptación del público”, ha comentado-, reconoce que “sería una operación costosa que requeriría una coproducción entre varios teatros”.