Antonio Torres del Cerro
París, 27 jun (EFE).- Compra a crédito, multipropiedad, fondos de inversión. El descenso del Lyon a la segunda división por su elevada deuda se explica, en parte, por el uso de algunos de estos instrumentos financieros, ajenos al mundo del fútbol hasta hace solo unos años, explican a EFE especialistas en marketing deportivo.
La caída a la segunda del gigante francés -aún evitable si prospera el recurso que ha presentado ante la Liga francesa- ha puesto en la diana a John Textor, el empresario estadounidense que compró el club en 2022.
Adquirido por unos 800 millones de euros -gracias a un préstamo de 405 millones que obtuvo del fondo de inversión Ares-, el empresario de Florida no escondió su credo al llegar a Lyon: «El fútbol no es diferente de otra empresa. Hay que ganar dinero para ser rentable».
Sin embargo, la aplicación de ese dogma no hizo más que agravar los problemas del siete veces campeón de Francia. «Cuando compras un club pidiendo un crédito, si no tienes resultados en el corto plazo entras en un callejón sin salida, porque no lo puedes reembolsar», señala a EFE el experto en industria del deporte Vincent Chaudel.
El Lyon sólo podía aspirar a tener beneficios jugando en la Liga de Campeones. Y cuando eso no sucede, aunque fuese durante una sola temporada, las consecuencias son graves.
Ya advertido de un descenso a segunda en noviembre de 2024 por el preocupante estado de las cuentas del club del Ródano, la Dirección Nacional de Control y de Gestión (DNCG) -órgano de supervisión de la Liga francesa- reexaminó esta semana la salud económica de la entidad y decidió que no había garantías suficientes para hacer frente a los 175 millones de deuda.
Textor intentó convencer a la DNCG de que el descenso a segunda no era necesario porque tenía fondos suficientes para hacer frente a ese agujero, tras haber vendido el 45 % de las acciones que controlaba en el Crystal Palace inglés por unos 200 millones.
«Ese ha sido otro de los problemas que ha afrontado Textor, no ha logrado convencer a la DNCG con ese esquema de multipropiedad. Los auditores solo ven las cuentas del Lyon», expone Chaudel.
El inversor estadounidense controla el Botafogo brasileño y el RWD Molenbeek de Bélgica, en un proyecto de multipropiedad que, aunque no es nuevo en el mundo del fútbol (Red Bull es otro ejemplo), sigue generando suspicacias por los posibles conflictos de intereses que puede crear. ¿Y si el Lyon y Botafogo se enfrentan un día en un mundial de clubes?
Para el consultor Julien Lepron, el Lyon de John Textor «es la perfecta ilustración de lo que podemos llamar la financiarización del fútbol». «Ya no estamos en la época de los mecenas que llegaban a los clubes, desde hace unos cinco años son las mecánicas del mundo de las finanzas las que han tomado el mando», añade.
Lepron, antiguo directivo del PSG, considera que la red de clubes de Textor «se parece, sobre todo, a una organización personal global en búsqueda de beneficios».
Tampoco se ha visto con buenos ojos la manera en la que el estadounidense piensa corregir los agujeros de sus finanzas, mediante la transferencia de fondos y jugadores de unas de sus propiedades a otras.
La irrupción de Textor en Lyon significó también un brusco cambio de gestión. Se pasó de una forma de paternalismo de Jean-Michel Aulas -que presidió el club durante 36 años, hasta 2023- a la del espectáculo permanente de Textor, famoso por sus sombreros de cowboy y sus disputas mediáticas con el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi.
«Hubo una persona (Aulas) que asumió el proyecto de manera integral, que era una persona muy carismática y que llevó a los seguidores del Lyon a las últimas fases de la Champions. Ahora tenemos un equipo que se clasifica a Europa a duras penas y que cada dos o tres meses copa titulares por mala gestión», concluye Lepron. EFE
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