El maquinista del Alvia se siente «muerto en vida» y «perdonado» por el grueso de víctimas

El maquinista del Alvia que descarriló en Santiago, provocando ochenta muertos y casi centenar y medio de heridos, Francisco José Garzón Amo. EFE/Lavandeira jr.

Santiago de Compostela, 14 sep (EFE).- Francisco José Garzón Amo, maquinista del Alvia que el 24 de julio de 2013 descarriló en la capital gallega con el saldo de 80 muertes, se siente «muerto en vida» pese a saberse «perdonado» por el grueso de víctimas de aquella tragedia ferroviaria.

«La mente se autoprotege», ha declarado en el espacio Salvados de LaSexta, emitido este domingo, y ha contado que cuando todo sucedió no hubo interés por él («no se preocupó nadie de mí») y que además las esposas se las pusieron en la habitación del hospital al que él llegó en un coche de policía y donde estaba acompañado por su madre.

«Un criminal», así confesó haberse sentido, también cuando su nombre, apellidos y dirección empezaron a publicitarse. «¿Quién filtró todo eso?», se ha preguntado, y él mismo ha contestado que iban a por él, a por un trabajador compungido por un «batacazo que fue bestial».

«No deja de ser un accidente por falta de medidas de seguridad que me protegieran a mí y a las víctimas», ha expresado, y ha mostrado su deseo de que «se sepa todo» y haya justicia y reparación.

Por estas dos razones, según ha asegurado, ha querido dar su testimonio por vez primera en un medio.

El ferroviario, ya jubilado, ha sido condenado en primera instancia a dos años y medio de prisión, al igual que el excargo de Adif Andrés Cortabitarte.

En cambio, no siente «miedo» ante la posibilidad de ir a la cárcel.

«Yo miedo no tengo», ha dicho, salvo por su progenitora, que ya es mayor. «Si no fuese por mi madre, a mí me da lo mismo», porque una y otra vez su existencia pasa por «revivir siempre» aquella víspera del Día de Galicia.

«Mi vida está marcada», ha zanjado al rememorar el accidente en la curva de A Grandeira, a la altura del barrio de Angrois, tras el cual pensó «se mataron todos».

Paco Garzón, como le llaman en su círculo íntimo, mantiene hoy un «perfil bajo», el que puede, porque se siente «jodido», ha remarcado.