Nueva York, 8 sep (EFE).- Una nueva muestra en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York (Met) ahonda en el rayograma, una técnica abanderada por el surrealista estadounidense Man Ray con la que convirtió los fotogramas en obras de arte y, según sus coetáneos, captó a los «objetos soñando».

Ray (1890-1976) creó hace más de un siglo un tipo de instantánea que en inglés llamó ‘rayograph’ -una fusión entre su apellido y la palabra ‘fotografía’- sin ayuda de la cámara fotográfica, mediante el procedimiento de colocar los objetos directamente en el papel fotográfico y exponiéndolos a la luz.

La exposición, llamada ‘Man Ray: When Objects Dream’, que abrirá al público el 14 de septiembre, reúne unos 60 rayogramas y un centenar de sus obras de otras disciplinas, desde pinturas hasta dibujos, filmes y fotografías, para explicar la influencia que esta técnica tuvo en la carrera del artista experimental.
Los comisarios, Stephanie D’Alessandro y Stephen C. Pinson, señalaron hoy ante la prensa que Ray insistió en que había dado con el rayograma por «accidente» pero también lo consideró un «clímax» en su trayectoria, para deleite de sus coetáneos del movimiento surrealista y dadaísta.
Precisamente fue uno de sus amigos dadaístas, Tristan Tzara, quien haría las descripciones más poéticas del rayograma, que era «como jugar al ajedrez como el sol» y que captaba a los «objetos soñando» al elevarlos a la categoría de arte y exponer los vínculos entre lo físico y lo metafórico, indica la muestra.
El recorrido comienza con la primera presentación al público de rayogramas, en 1922, en el álbum ‘Champs Délicieux’, con una introducción de Tzara, y que retratan objetos como un peine, un arma o una pipa, y termina con una pieza dedicada al dadaísta en 1959, y entre esos dos polos, encajan el resto de piezas.
También están dos de los rayogramas más antiguos, y pequeños, que dedicó a su amigo Marcel Duchamp, y que parecen radiografías de objetos que resultan irreconocibles, coincidiendo con la opinión del escritor Pierre Migennes, que dijo que la técnica suponía una «metamorfosis de los utensilios más vulgares».
Una de las obras más destacadas es ‘Le violon d’Ingres’, la fotografía más cara del mundo (12,4 millones), regalo del magnate John Pritzker, y que muestra la apolínea espalda desnuda de la modelo Kiki de Montparnasse, amante de Ray, con las cavidades de un violín superpuestas en sus riñones.
Otros célebres retratos de mujeres a la vista son los de la marquesa Luisa Casati, que Ray distorsionó en el revelado y que esta aseguró que captaba su «alma», o ‘Larmes’, que se enfoca en los ojos de una mujer llamada Lydia, con rímel, mirando hacia arriba, con lágrimas de cristal.