El Metro de Bogotá, desde el Caribe hasta los Andes en una odisea digna de Macondo

Fotografía cedida este martes, 9 de septiembre, por la Alcaldía de Bogotá de la caravana de camiones que transportan los primeros vagones del Metro de Bogotá, a la altura de Barrancabermeja (Santander, Colombia). EFE/Alcaldía de Bogotá

Bogotá, 9 sep (EFE).- Los ferrocarriles desaparecieron en Colombia hace décadas pero el tren permanece en la memoria de su gente, en su música y su literatura, y por eso la llegada de los primeros vagones para el Metro de Bogotá causa furor a medida que, montados sobre camiones, atraviesan la indómita geografía nacional desde la costa atlántica hasta las montañas de los Andes.

«¡Ya viene el Metro de Bogotá! Si ven el tren por las carreteras del país, mándenme su foto por favor», pidió en su cuenta de X el alcalde de la capital colombiana, Carlos Fernando Galán, quien la semana pasada recibió en el puerto de la caribeña Cartagena, con toda la pompa, los primeros seis vagones fabricados en China.

A medida que la caravana recorre los cerca de 1.150 kilómetros en dirección al centro del país, el ruido festivo de las bocinas de los enormes camiones saca de la somnolencia del trópico a los habitantes de los pueblos situados a orillas de la carretera. Grandes y chicos se aglutinan para ser testigos del paso de los vagones cubiertos con lonas azules y, con sus teléfonos celulares, grabar el momento para la posteridad.

Las escenas recuerdan el episodio de ‘Cien años de soledad’ en el que Aureliano Triste decide llevar el ferrocarril a Macondo para conectarlo con el mundo y es así como, atraídos por «los silbatazos y resoplidos, todos los habitantes se echaron a la calle (…) y vieron hechizados el tren adornado de flores que por primera vez llegaba con ocho meses de retraso».

En el caso del Metro de Bogotá, el retraso es mucho mayor que el de Macondo, de 83 años según el alcalde.

La primera referencia en la prensa al sueño bogotano de tener metro apareció el 1 de marzo de 1954 en la portada inaugural del diario económico La República, que anunciaba un proyecto a cargo de técnicos alemanes: «Habrá informe para la construcción del subway en la capital».

Nueve años después, el 29 de julio de 1963, la prensa informaba de otro estudio, de la firma Apron, para construir un metro subterráneo, y lo mismo sucedió durante las cinco décadas siguientes hasta que, bien entrado el siglo XXI, el proyecto finalmente empezó a salir del papel.

Proyecto chino

Fotografía cedida este martes, 9 de septiembre, por la Alcaldía de Bogotá de uno de los camiones que transportan los primeros vagones del Metro de Bogotá, a la altura de Barrancabermeja (Santander, Colombia). EFE/Alcaldía de Bogotá

En octubre de 2019 la Alcaldía de Bogotá adjudicó la construcción de la primera línea a un consorcio formado por las empresas chinas Harbour Engineeering Company Limited y Xi’An Metro Company Limited, que casi dos años después comenzaron la obra, rodeada de polémicas.

La principal fue la discusión entre el presidente colombiano, Gustavo Petro, y el alcalde Galán por el trazado de la primera línea, pues el Gobierno nacional, que pone parte del dinero para la obra, defendía que fuera subterráneo. Al final se impuso el proyecto del metro elevado, menos costoso.

Bogotá es la única de las grandes capitales latinoamericanas que no cuenta con metro -Medellín lo tiene desde 1995-, y por eso la Alcaldía ha realzado el transporte de los vagones, remontando las montañas, como algo casi épico, un show en las redes sociales.

«Una imagen para la historia», catalogó el alcalde el paso de la carga por el Puente Pumarejo, que en las afueras de Barranquilla atraviesa el río Magdalena, el principal del país.

Sin embargo, en un país como Colombia, donde son frecuentes los atentados contra el transporte de carga en la carreteras, la caravana viaja escoltada por miembros del Ejército, la Armada y la Policía para garantizar que los primeros vagones lleguen a su destino en los próximos días.

Minuto de fama

Fotografía cedida este martes, 9 de septiembre, por la Alcaldía de Bogotá de la caravana de camiones que transportan los primeros vagones del Metro de Bogotá, a la altura de Barrancabermeja (Santander, Colombia). EFE/Alcaldía de Bogotá

Junto a ellos, decenas de operarios se encargan de parar el tráfico en puntos estrechos de las vías, de cortar ramas de árboles que obstruyen el paso y de revisar las partes mecánicas y las ruedas de los camiones en cada descanso. Algunos de ellos son recompensados con un minuto de fama en videos de la empresa Metro de Bogotá en el que explican su trabajo.

«Me siento muy orgulloso de trabajar en Transportes Montejo, poderles cumplir a los bogotanos el objetivo que es que tengan su metro al fin», manifestó en uno de los videos Sergio Arenas, oriundo de Guateque (Boyacá), y conductor de uno de los camiones.

La primera línea del metro bogotano tendrá 30 trenes de seis vagones cada uno, lo que significa que el espectáculo se repetirá otras 29 veces a lo largo de este año y el próximo.

El metro entrará en operación en marzo de 2028, cuando los habitantes de Bogotá podrán subirse por fin en sus vagones, rojos como «un diablo al que le llaman tren», como lo definió el compositor Rafael Escalona en su vallenato ‘El Testamento’.

Jaime Ortega Carrascal