Río de Janeiro, 30 jun (EFE).- El Museo Nacional de Brasil, uno de los principales referentes científicos y culturales de América Latina, reabrirá sus puertas al público este miércoles, de forma provisional y temporal, siete años después del incendio que destruyó gran parte de su acervo.

Por primera vez desde el siniestro de 2018, el público podrá acceder a tres salas restauradas del museo en el Palacio de São Cristóvão de Río de Janeiro para apreciar una muestra temporal bautizada como ‘Entre Gigantes’, que estará abierta hasta el próximo 31 de agosto.

Entre las atracciones principales de la pequeña muestra figuran el meteorito Bendegó, pieza icónica que resistió al fuego, y el esqueleto de un cachalote de 15,7 metros suspendido bajo una nueva claraboya instalada sobre la escalinata monumental de la institución.
La exposición también incluye esculturas de mármol restauradas, obras del artista indígena Gustavo Caboco y una sala dedicada a la historia y a la reconstrucción del museo.
La reapertura provisional fue anunciada en un acto en la sede de la institución que contó con la presencia del ministro de Educación, Camilo Santana, quien señaló que la restauración total y la reapertura definitiva del museo está prevista para 2027.
La previsión de los responsables por la reconstrucción es que el museo reabra con unas 10.000 piezas expuestas en un área de entre 6.000 y 7.000 metros cuadrados, el doble de las que eran expuestas antes del incendio y en un espacio dos veces mayor.
El Museo Nacional, que albergaba unos 20 millones de piezas que databan de diferentes periodos, fue arrasado por un incendio el 2 de septiembre de 2018 que destruyó cerca del 85 % de uno de los acervos más importantes de Latinoamérica.
El fuego, sin embargo, no afectó la estructura del Palacio Imperial de Sao Cristóvão, una edificación de 1803 que fue la residencia de la familia imperial brasileña entre 1822 y 1889.
Entre lo que fue recuperado de los escombros destacan piezas procedentes de Italia, Egipto, Japón, Perú y Nueva Zelanda, entre las cuales destaca una máscara de la armadura de un samurái del Siglo XIX, una hoja de un machete de Nueva Zelanda y una estatua de bronce de la diosa egipcia Bastet.