El niño Osama sufre malnutrición: en Gaza no queda comida, afuera es casi imposible salir

El niño gazatí Osama al Raqab, de 5 años, quiere jugar al fútbol o montar en bicicleta, pero la falta de energía no se lo permite. Como él, decenas de miles de niños en Gaza padecen malnutrición, debido a que Israel no permite la entrada de suministros -agua, comida, ayuda humanitaria o combustible- desde hace 50 días. EFE/ Ahmad Awad

Jan Yunis (Gaza)/Jerusalén, 21 abr (EFE).- El niño gazatí Osama al Raqab, de 5 años, quiere jugar al fútbol o montar en bicicleta, pero la falta de energía no se lo permite. Como él, decenas de miles de niños en Gaza padecen malnutrición, debido a que Israel no permite la entrada de suministros -agua, comida, ayuda humanitaria o combustible- desde hace 50 días.

La madre de Osama, Mona al Raqab, dice que su hijo pesaba 14 kilos antes de la ofensiva israelí que comenzó en octubre de 2023. Hoy, cada una de sus vértebras y costillas son visibles, y tanto sus brazos como sus piernas se han convertido en dos mástiles frágiles y huesudos que apenas le permiten moverse.

“(Los médicos) me dijeron que debía darle de comer más carne, huevos, pollo. Más proteínas y alimentos con grasa como nueces, pero claro con el cierre de los cruces hay mucha carencia de estos productos, y mi hijo se puso muy débil”, dice a EFE la progenitora en la tienda donde ambos se refugian en Jan Yunis, sur de Gaza.

Desde el pasado 2 de marzo no ha entrado nada de ayuda humanitaria o comercial en la Franja, donde viven más de 2,1 millones de personas, ya que Israel mantiene bloqueados los cruces fronterizos, en lo que oenegés califican de un crimen de guerra ya que acusan al Gobierno israelí de usar el hambre como “arma de guerra”.

El bloqueo, junto a nuevas órdenes de evacuación forzosa y la reanudación de los ataques israelíes el pasado 18 de marzo, forzó a principios de abril el cierre de 21 centros de tratamiento contra la desnutrición, según UNICEF, interrumpiendo la atención a unos 350 niños. De forma paralela, ante la falta de harina y de gas para cocinar, el Programa Mundial de Alimentos se vio obligado a cerrar 25 panaderías que mantenía en Gaza.

El bloqueo duplica los niños con desnutrición aguda

El niño gazatí Osama al Raqab, de 5 años, quiere jugar al fútbol o montar en bicicleta, pero la falta de energía no se lo permite. Como él, decenas de miles de niños en Gaza padecen malnutrición, debido a que Israel no permite la entrada de suministros -agua, comida, ayuda humanitaria o combustible- desde hace 50 días. EFE/ Ahmad Awad

Mona dice que, pese a los bombardeos, todavía quiere que su hijo juegue y salga a caminar. Pero reconoce que apenas da “dos pasos” se cansa y es ella la que tiene que cargar con el pequeño de un lado a otro.

“No queda comida nutritiva, es como si no comiera nada”, dice a EFE esta madre, que enumera de memoria los precios disparados de productos esenciales como huevos (uno solo cuesta más de dos euros) o nueces (28 gramos por unos ocho euros).

UNICEF calcula en “decenas de miles” los niños desnutridos en Gaza en los 50 días de bloqueo israelí, el periodo más largo desde los ataques de Hamás de octubre de 2023, indica a EFE su portavoz en Palestina, Kazem Abu Khalaf.

“El estado nutricional actual de los niños en Gaza es realmente grave y empeora día a día”, dice para añadir que “el consumo de grupos de alimentos clave como la carne, los lácteos, las verduras y las frutas sigue siendo críticamente bajo”.

En febrero, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) registró 2.027 casos de desnutrición aguda, que casi se duplicaron en marzo, cuando se alcanzaron 3.696 ingresos por esta causa.

El pediatra norteamericano John Kahler, cofundador de la oenegé MedGlobal y que ha sido voluntario en Gaza en múltiples ocasiones, explica a EFE que cuando el sistema inmunológico está tan debilitado, los niños son más propensos a sufrir diarreas e infecciones respiratorias, además se sentir dolor físico por la falta de alimento.

Osama padece varias infecciones de este tipo y, según su madre, debería administrarle tres medicamentos diferentes en vapor mediante un nebulizador, pero la falta de electricidad se lo impide.

“Necesitaríamos electricidad durante 24 horas al día”, dice Mona. “Pido a los vecinos que me extiendan un cable por una hora (…). Habría que darle dos medicamentos dos veces al día y el tercero una vez. Pero claro, por la dificultad de no tener electricidad todo el día me veo obligada darle el tratamiento de vapor con los tres medicamentos al mismo tiempo, solo una vez al día”.

10.000 gazatíes necesitan evacuación médica

El niño gazatí Osama al Raqab, de 5 años, quiere jugar al fútbol o montar en bicicleta, pero la falta de energía no se lo permite. Como él, decenas de miles de niños en Gaza padecen malnutrición, debido a que Israel no permite la entrada de suministros -agua, comida, ayuda humanitaria o combustible- desde hace 50 días. EFE/ Ahmad Awad

Los médicos que le hicieron una analítica y chequeo a Osama le recomendaron que sea tratado con urgencia fuera de la Franja, pero el número de evacuaciones médicas se ha reducido aún más desde el cierre total del cruce de Rafah el pasado 18 de marzo y la suspensión del medio centenar de evacuados diarios, según lo pactado en el acuerdo de alto el fuego.

El pasado 9 de abril, 18 pacientes gazatíes salieron a través del cruce de Kerem Shalom para recibir tratamiento en Noruega, Malta, Luxemburgo y Rumanía, junto con 29 acompañantes, informó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que dijo que otros 1.823 pacientes, incluidos 689 niños, habían sido evacuados para recibir atención especializada entre el 1 de febrero y el 9 de abril.

Sin embargo, según la OMS, se estima que entre 10.500 y 12.500 gazatíes aún necesitan urgentemente tratamiento médico inaccesible en la Franja, tras 18 meses de ataques israelíes también contra hospitales y centros médicos, falta de cirujanos y extrema escasez tanto de utensilios médicos como de medicinas.

“Osama siempre me dice que quiere montar en bicicleta o jugar fútbol como los otros niños, pero no puede”, se lamenta Mona. EFE

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