Bangkok, 25 sep (EFE).- Las autoridades de Vietnam se preparan para posibles inundaciones en el norte del país, incluida Hanói, ante la llegada este jueves de la tormenta Ragasa, debilitada tras golpear China y Taiwán como el tifón más fuerte del año.
El Ejército vietnamita ha movilizado a más de 300.000 efectivos para responder a las situaciones de emergencia que surjan a raíz de la tormenta, según los preparativos anunciados por el Gobierno.
El Ejecutivo no informa sobre evacuaciones preventivas, aunque ha pedido a los pescadores de las zonas afectadas que no salgan a navegar e instó a las compañías de telecomunicación a mantener activos sus servicios.
Los habitantes de algunos barrios periféricos de la capital como Xuan Mai y Hoa Phu, zonas ubicadas en la cuenta del río Bui y propensas a inundaciones, han hecho acopio de víveres a instancias de las autoridades, recoge este jueves la oficialista Agencia de Noticias Vietnamita.
Ragasa, que dejó al menos 17 muertos en Taiwán y una decena en Filipinas e importantes daños materiales a su paso por Hong Kong, llegará esta tarde a Vietnam rebajado a tormenta tropical con vientos sostenidos de 95 kilómetros y precipitaciones antes de seguir perdiendo fuerza y desvanecerse el viernes.
«La tormenta (Ragasa) no dejará demasiadas lluvias, pero el peligro radica en que muchos embalses en el norte están llenos de agua debido a la acumulación al final de la temporada» de lluvias, destaca el texto de la reunión ministerial mantenida el martes.
Las autoridades vietnamitas también alertaron ayer sobre la posible llegada de la tormenta tropical Bualoi, que podría convertirse en un tifón antes de golpear Filipinas el viernes, prevista para la semana que viene.
Según el departamento meteorológico vietnamita, Bualoi podría golpear el norte del país entre el lunes y martes con fuertes vientos y lluvias más intensas que Ragasa.
En agosto, al menos siete personas murieron y 34 resultaron heridas por el envite del tifón Kajiki, mientras que en septiembre del año pasado el tifón Yagi, el más fuerte registrado ese año en Asia, dejó 318 muertos y 26 desaparecidos en el país.