Madrid, 5 oct (EFE).- El oro, considerado históricamente como un activo refugio para los inversores en tiempos de incertidumbre, acaricia por primera vez en su historia los 4.000 dólares por onza, aupado por las compras masivas de los bancos centrales, la debilidad del dólar, y el contexto geopolítico.
Hasta principios de octubre, el oro se revaloriza más del 46 %, en el que previsiblemente será su mejor año desde 1979, y el pasado jueves pulverizó su último récord, cerca de 3.900 dólares (3.896,85 dólares). Solo en septiembre, su precio se incrementó un 11,92 %.
El director de Análisis de Renta Variable de Singular Bank, Nicolás López, ha explicado a EFE que el oro es uno de los activos con mayor revalorización en los últimos meses impulsado por los bancos centrales de todo el mundo, en particular los de mercados emergentes, que han querido disminuir el peso de sus reservas en dólares.
Para el director de inversiones en Mutualidad de la Abogacía, Pedro del Pozo, el oro, y en general los metales preciosos, «están teniendo un auténtico boom». En su opinión, el alza del oro está reflejando el miedo a la guerra arancelaria, a la guerra de Ucrania o al conflicto de Gaza.
Además, cree que, en su rol de activo refugio, probablemente continuará en zona de máximos «durante un cierto tiempo».
En la misma línea, los analistas de Bank of America han elevado el precio objetivo del oro hasta los 4.000 dólares por la presión inflacionaria por los aranceles, las tensiones geopolíticas globales, el déficit estructural de Estados Unidos.
Desde Deutsche Bank, sus analistas también ven probable que el oro se mantenga al alza por la fortaleza de la demanda oficial y la caída del dólar, que «pierde su estatus como divisa de alto rendimiento» y refleja la inclinación de los inversores extranjeros a invertir en activos estadounidenses con cobertura cambiaria.
Por su parte, los expertos de Bankinter argumentan que el oro, que mantiene una correlación históricamente inversa a la del dólar, podría situarse más allá de los 4.000 dólares, alentado por una debilidad del billete verde que, tal y como estiman, se mantendrá.
Los analistas de Julius Baer han analizado si el oro tiene techo en su valoración y han concluido que tanto el metal amarillo como la plata han acelerado su ritmo tras una reacción inicialmente moderada al recorte de tipos de la Reserva Federal de Estados Unidos.
«Parecen estar totalmente centrados en las perspectivas de crecimiento y la política monetaria de EEUU. Las expectativas de nuevos recortes de tipos se han convertido en un factor clave del rendimiento de los precios, impulsando la demanda de oro y plata», dicen los mismos analistas que añaden que los bancos centrales también han vuelto a este mercado, lo que refuerza las expectativa de compras continuas.
En este contexto, desde Julius Baer mantienen una visión «constructiva tanto para el oro como para la plata», y auguran que en el caso de un retroceso «es probable que sea leve».
«Mientras tanto, los inversores no parecen estar del todo hartos del oro y la plata, ya que continúan las entradas de capital en productos con respaldo físico. En el caso del oro, las entradas ascienden a unas 400 toneladas en lo que va de año, lo que sitúa a 2025 en camino de ser el mejor desde 2020», indican.
Al calor de la subida del oro, otros materiales han aumentado su precio con fuerza en el año. La plata sube más del 60 % y se aproxima a su mejor ejercicio desde 2010. EFE