Madrid, 19 mar (EFE).- El paraguas es el gran olvidado de la moda, pero tras el paso de las borrascas Jana, Konrad y ahora Laurence, vive su gran momento, ha entrado en la escena cotidiana y acapara miradas, tantas como los de películas como ‘Mary Poppins’ o ‘Lost in Translation’.
“El paraguas rara vez se convierte en objeto de deseo, no se le presta atención ni se le valora”, asegura este miércoles a EFE la sevillana Gloria Sendra, alma mater de la firma artesana ¡Hola Paraguas!.
Con paso de borrascas consecutivas, “el paraguas ha entrado en la escena cotidiana, se coge antes de salir de casa, se le tiene en cuenta”, añade Sendra, quien apunta que solo “nos acordamos de este accesorio cuando empieza a llover y se sale del paso con cualquier modelo”.
Con la excusa de que se pierde o se olvida, se invierte muy poco en paraguas, “la gente prefiere comprar uno modelo barato, aunque se le dé la vuelta con una ráfaga de viento”, se lamenta Sendra, quien trabaja los paraguas de manera artesanal con dos telas que tienen el mismo dibujo en el exterior y en el interior.
Un buen paraguas requiere una estructura sólida “para hacer frente al agua y al aire y así evitar terminar calados”, añade. Los usuarios más exigentes prefieren paraguas grandes, con propiedades antiviento y protección UV cien por cien.
“Los jóvenes no utilizan paraguas, prefieren capuchas o gorros”, añade esta sevillana quien reconoce que “la gente del norte valora el paraguas, invierte en una buena pieza mientras que la del sur, menos, casi nada”.
Ante días de lluvia como los que se están viviendo en España, el paraguas largo demuestra su potencial y los plegables resultan socorridos. “Un diseño plegable debe cumplir las misma condiciones que los largos: estructura sólida para soportar las rachas de viento”
La estética también importa. Las tendencias indican que desde hace tiempo, los transparentes son los favoritos, al igual que los modelos de colores neutros y lisos que combinan con cualquier estilismo.
“Sin embargo, mis paraguas están estampados con la reproducción exacta de elementos monumentales de la historia de España. Me gusta poner en valor nuestra cultura”, explica Gloria Sendra. Su modelo más exclusivo es el llamado ‘Embajadores’, de la serie Alcázar, una edición limitada y numerada, “el número uno lo envié a Zarzuela para el rey Felipe VI”.
China, la cuna del paraguas
El origen del paraguas está en China. Empezó como una sombrilla de seda y bambú en el siglo XI antes de Cristo. La ruta de la seda permitió que se expandiera en Japón y Corea. Posteriormente, llegó a Persia y Egipto, donde se usaba como protección solar, además de ser un símbolo de alta influencia si se usaba en presencia del faraón.
Finalmente a través de las rutas comerciales, el paraguas llegó a Grecia y Roma, donde también se utilizaba para evitar el sol. Más tarde, en el siglo XIV, el paraguas reapareció en Francia, “donde se convirtió en un accesorio de moda para las clases altas”, recuerda Sendra.
En el siglo XVIII, el inglés Jonas Hanway popularizó su uso para la lluvia, una idea que fue ganando popularidad y se convirtió en un accesorio imprescindible y accesible para todas las clases.
“En China nació el paraguas y China sigue siendo el gran exportador de paraguas”, concluye Sendra, quien defiende el valor del producto artesano: “tiene más calidad y es una inversión sostenible”.