París, 12 sep (EFE).- Sala de proyecciones, plató de cine y meca del tecno. El edificio Art Decó del Gran Rex entra en una nueva era en su casi centenaria historia con la retransmisión de los partidos del París FC, un recién ascendido propiedad de la familia más rica de Francia, los Arnault, del grupo de lujo LVMH.
Catalogada este año como la sala de cine «más bella del mundo» por la revista ‘Time Out’, el Rex se atreve, de nuevo, a cambiar totalmente de registro cada dos semanas para recibir a centenas de hinchas del París FC.
Vestidos con la camiseta azul oscuro del club del sur de la capital, casi 300 abonados siguieron el partido ante el Marsella, de la segunda jornada de Liga, en una sala que es patrimonio histórico francés.
Tras el éxito de la iniciativa ‘Cinefoot’, el club controlado por los Arnault aseguró que la idea es «repetir la experiencia en todos los partidos» que el equipo juega fuera de casa.
«Escogiendo el Grand Rex, la sala de cine más grande de Europa, el París FC brinda una propuesta espectacular en la que las pantallas gigantes, el fervor colectivo y las animaciones permiten recrear las condiciones de un partido en directo en un marco prestigioso», explicó el club.
Situado en el corazón de París, en la emblemática zona ‘haussmaniana’ de los Grands Boulevards, el edificio del Gran Rex llama la atención por su torre de 36 metros de altura, adornada por sus estilizadas y sofisticadas columnas de estilo Art Decó, y por sus letras gigantes rojas, lo que da al monumento una atmósfera del Hollywood de entreguerras.
No en vano, la sala tuvo como uno de sus dos arquitectos al estadounidense John Eberson, inventor de los teatros y cines con salas «atmosféricas» cubiertas con bóvedas celestes.
El 8 de diciembre de 1932 tuvo lugar la primera proyección en el Rex, a la que acudieron 3.300 espectadores, entre los que se encontraba Louis Lumière como invitado de honor, para asistir al preestreno de la nueva versión sonora de la película ‘Los Tres Mosqueteros’, de Henri Diamant-Berger.
Desde entonces, muchas han sido las vidas de la mítica sala. Durante la ocupación (1940-44), los nazis usaron el espacio para proyectar películas de propaganda. Justo después de la guerra, entre el 12 de abril y el 22 de junio de 1945, el Rex suspendió sus proyecciones y sirvió como centro de acogida para los prisioneros de guerra repatriados.
En los 50, se colocó en la vanguardia al ser de las primeras salas del mundo en usar la técnica del Cinemascope, un sistema de filmación y proyección cinematográfica que se caracteriza por utilizar imágenes panorámicas, mucho más anchas que los formatos de cine estándar de la época.
Más tarde, sus usos evolucionan y empieza a acoger, a partir de los 70, sesiones de discoteca que evolucionaría hasta el tecno y la electrónica. Tras sobrevivir al parón de la covid en 2020-2021, la sala ha aguantado la crisis del sector, con 1 millón de visitantes anuales