El paso fronterizo entre Irán y Armenia, una vía de escape ante la escalada regional

Un retrato de una niña en una casa bombardeada por Israel en Teherán. EFE/EPA/ABEDIN TAHERKENAREH

Agarak (frontera con Irán), 25 jun (EFE).- Miles de personas han cruzado estos días el paso fronterizo entre Irán y Armenia ante la incertidumbre provocada por la tensión bélica entre Israel y la república islámica, que mantiene en vilo desde hace semanas a los habitantes de la región.

A falta de datos oficiales, se calcula que por el paso terrestre de Agarak-Norduz han cruzado diariamente varios miles de personas, entre iraníes y extranjeros, lo que representa un gran alza respecto al promedio de 500 cruces diarios durante el mes de abril.

La mayoría de los desplazados huían de Teherán y otras grandes ciudades del país persa, donde la tensión, tras los ataques de Israel, se sentía a flor de piel.

Según la información brindada por quienes atraviesan el puesto de control y pisan suelo armenio, existe un gran desplazamiento interno de civiles dentro de Irán, especialmente en el norte del país.

Mientras, los que optan finalmente por salir del país, son quienes cuentan con los recursos financieros para hacerlo.

«Viajé más de 22 horas desde Shiraz en autobús. Mi familia sigue en Irán. Armenia era la opción más cercana y segura», cuenta a EFE Armin, un joven iraní que buscaba la forma de llegar a la capital armenia, Ereván, a unos 400 kilómetros de la frontera.

Algunos conductores armenios que hablan farsi se le acercaron para ofrecer sus servicios de traslado.

«Es carísimo salir del país. No todos tienen los medios para hacerlo», explica Ani Arakelian, una joven iraní de origen armenio que reside en Argentina y cuya familia logró cruzar la frontera tras un largo y arduo viaje.

En el polvoriento paso fronterizo se podían ver algunos coches con matrícula diplomática de países como Francia y Canadá, que aguardaban la llegada de algunos de sus nacionales.

Algunos de los que entraban en territorio del país caucásico cargados con maletas y baúles tenían la mirada perdida, ya que desconocen si su exilio será temporal o definitivo.

Muchos de los que cruzan estos días la frontera con Armenia, lo hacen con la intención de continuar su viaje hacia terceros países.

«Necesito llegar al aeropuerto de Ereván para llegar a Europa», comentó a EFE una mujer con el ceño fruncido que suplicó al reportero que le dejara el teléfono para llamar a su hijo.

Este es el caso especialmente de aquellos que cuentan con doble nacionalidad o pasaporte extranjero.

«Fue un alivio que llegaron. Es muy difícil para los iraníes salir del país», añadió Arakelián.

Y es que Armenia no exige visado a los ciudadanos iraníes, lo que ha convertido al país en una obvia puerta de salida en medio del bloqueo aéreo que afectó a la región.

Las autoridades de Armenia observan con cautela la evolución del conflicto. El país mantiene una relación histórica de alianza con Irán, pero también busca garantizar su seguridad ante un eventual colapso de la situación.

En Armenia también circulan rumores sobre una posible reacción de Azerbaiyán si el conflicto se desborda. Analistas y voces locales advierten de que Bakú podría intentar aprovechar un escenario de desestabilización regional para avanzar sobre el sur de Armenia, zona estratégica que conecta el país caucásico con Irán.

Aunque Teherán ha reiterado públicamente que no permitirá modificaciones de las fronteras regionales, el riesgo persiste, creen en Ereván.

Beatriz Arslanián