Los Ángeles (EE.UU.), 3 oct (EFE).- Mario Guevara, uno de los periodistas salvadoreños con mayor audiencia en Estados Unidos, se ha convertido en el rostro de la «injusticia» de las deportaciones masivas del presidente Donald Trump, al ser expulsado a su país tras trabajar por más de 20 años en EE.UU. y tener dos hijos ciudadanos, uno que depende de él.
A sus 48 años, el periodista se convirtió sin proponérselo en el protagonista de una historia que reportó miles de veces, pues fue deportado este viernes a su país natal, dejando atrás toda una vida construida, como él mismo ha dicho, “a base de esfuerzo”.
«A base de mentiras Estados Unidos me deportó”, dijo al llegar a El Salvador. “Aunque Estados Unidos diga que fui un peligro solo soy un padre trabajador que ama el ejercicio del periodismo”, agregó.
Guevara era el único periodista detenido en Estados Unidos, donde estuvo bajo custodia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) por más de 100 días, y ninguno de los recursos legales que presentaron sus abogados y la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU) sirvieron para detener su expulsión, catalogada como un ataque a la libertad de prensa y una «injusticia» por parte de activistas, abogados y su familia.
En busca de asilo
Guevara comenzó su trabajo periodístico en El Salvador en el Diario Colatino y en La Prensa Gráfica como fotoperiodista, pero en 2004 se vio obligado a dejar su país por amenazas y emigró a Estados Unidos en busca de protección con su esposa y su hija mayor.
Tras un demorado caso, en 2012 un juez le negó su petición de asilo, pero cerró su proceso de deportación administrativamente, lo que le permitió mantener su permiso de trabajo.
Su enfoque en los reportajes en temas migratorios le permitieron ascender rápidamente en su trabajo en Atlanta para medios como Mundo Hispánico, donde ingresó en 2007 y con el que fue nominado al premio Emmy.
Su mayor éxito ha sido en las redes sociales, donde con sus reportes logró acumular más de 700.000 seguidores en su página personal de Facebook, desde la que impulsó su canal MG News, con el que ha extendido su labor con reportajes a El Salvador y coberturas de deportes.
Su trabajo llamó la atención del periódico The New York Times, que en 2019 publicó un documental, estrenado en el Festival de Tribeca, sobre su trabajo dedicado a reportar las redadas migratorias.
Guevara también protagonizó un artículo de The Columbia Journalism Review, una publicación académica dedicada al periodismo, que en 2019 examinó el trabajo de Guevara.
El salvadoreño también ha estado en medio de la polémica por acompañar a las policiales locales en operativos, además de apoyar a políticos republicanos y ser un fuerte detractor de líderes demócratas, como el expresidente Joe Biden (2021-2025) y la candidatura de Kamala Harris.
La Agencia Europea de Fotografía de Prensa este año también le dedicó un reportaje. En todas las entrevistas Guevara defendía estar protegido por la Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU.
Sin embargo, ese derecho parece haber sido violado, según defensores de periodistas, cuando fue detenido el pasado 14 de junio mientras cubría para su canal MG News una protesta en un suburbio de Atlanta contra el presidente Trump, por cargos menores de obstrucción, a pesar de que estaba plenamente identificado como prensa.
Aunque los cargos fueron desestimados, la policía lo entregó a ICE que se propuso reabrir su caso y no considerar una petición de ajuste de estatus sometida por su hijo Oscar Guevara, nacido en Estados Unidos, y quien depende de él por una enfermedad cerebral.
El héroe local
Las redes personales del salvadoreño como las de MG News acumulan este viernes cientos de mensajes y de visualizaciones en las que consideran a Guevara como un héroe local y “una víctima” más del Gobierno de Trump.
Mientras las más importantes organizaciones de defensa de los derechos civiles catalogan su deportación como un hecho “devastador” para la libertad de prensa. Un mensaje similar ha expresado su familia, compuesta por su esposa, sus tres hijos, y su progenitora, que residen en Atlanta.
En una carta escrita cuando cumplió 100 días de reclusión, Guevara aseguró que se marchaba “con la frente en alto”, y convencido que su deportación ocurrió por ejercer su labor periodística y no por cometer crímenes.
“Eso sí, me voy con el corazón destrozado y mi dignidad pisoteada, pues he sido humillado tanto por autoridades federales como locales y creo que no lo merezco», escribió el salvadoreño, quien avisó que seguirá con su canal de noticias.
Ana Milena Varón