El Podocarpus, un paraíso verde entre dos mundos geográficos en el sur de Ecuador

Fotografía cedida por el Ministerio de Ambiente Agua y Transición Ecológica donde se observa una rana de la especie 'pristimantis andinogigas' en uno de los sectores del Parque Nacional Podocarpus, en Zamora Chinchipe (Ecuador). EFE/ Ministerio De Ambiente Agua Y Transición Ecológica

Zamora Chinchipe (Ecuador), 28 ago (EFE).- Repartido entre dos mundos geográficos al estar entre dos cadenas montañosas de los Andes, el Parque Nacional Podocarpus, en el sur de Ecuador, es un paraíso verde que alberga una riqueza endémica que florece entre la niebla, los ríos, las cascadas y las montañas.

El Parque, que se ubica en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe y la andina de Loja, ambas fronterizas con Perú, hereda su nombre del árbol romerillo (podocarpus), una conífera nativa de Ecuador, que se alza como símbolo de resistencia y antigüedad.

El hecho de estar entre dos estribaciones orientales de la cordillera de los Andes «genera un espacio único que tiene bastante biodiversidad endémica», dijo a EFE la prefecta de Zamora Chinchipe, Karla Reátegui, al destacar que el Parque forma parte de la reserva hídrica de ambas provincias.

Al oscilar entre los 900 y 3.600 metros sobre el nivel del mar, le confiere una diversidad altitudinal que se traduce en una riqueza biológica excepcional, con una importante variedad de especies de flora y fauna, ecosistemas frágiles y páramos.

Extensa biodiversidad

Alberga entre 3.000 y 4.000 especies de plantas vasculares, como el romerillo, cascarilla, pumamaqui, cedro, laurel, entre las más representativas; y cobija a unas 63 especies de orquídeas, 25 de las cuales se encuentran bajo alguna categoría de amenaza, según el Ministerio de Ambiente.

En sus cielos vuelan unas 630 especies de aves, entre ellas el quetzal dorado, y sus suelos sienten el pesado andar del oso de anteojos o del sigiloso paseo de los tigrillos, entre otras decenas de mamíferos y varias especies de insectos.

El Parque es fundamental para «la conservación de estas especies, pero también se convierte en un espacio de desarrollo de turismo a nivel de la provincia», anotó Reátegui.

Con entre 7.000 y 8.000 turistas al año, este inmenso paraíso verde tiene dos sitios de ingreso autorizados: en Loja por el sector Cajanuma, y en Zamora por el sector Bombuscaro.

Más de 146.000 hectáreas

Con una temperatura entre los 6 y 22 grados centígrados, este santuario natural catalogado como área protegida en 1982, abarca 146.280 hectáreas de bosque siempreverde piemontano, montano bajo, bosque de neblina y páramo arbustivo.

En las partes altas de los páramos hay lagunas de origen glaciar desde donde nacen cuatro cuencas hidrográficas importantes: Catamayo-Chira, Chinchipe, Zamora y Nangaritza.

Es un «orgullo de biodiversidad (y) para nosotros como zamoranos es parte también de nuestro compromiso del cuidado del medioambiente», comentó la prefecta al destacar que el Parque «es un área protegida súper cercana a la ciudad de donde nace el río Bombuscaro, que atraviesa la ciudad de Zamora, siendo uno de los ríos más limpios a nivel de la provincia».

¿Qué amenaza al Podocarpus?

Según Reátegui, el crecimiento urbano «termina siendo una amenaza» para el parque, que está a 10 minutos de la ciudad, pero también la minería por toda la riqueza que hay bajo el suelo.

En octubre pasado, un informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP), realizado a través de imágenes de satélites, reveló que la minería ilegal había deforestado áreas naturales protegidas en cuatro zonas de la Amazonía de Ecuador, con al menos 562 hectáreas afectadas.

De ese total, 510 hectáreas se encontraban en las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas, espacios de transición entre la reserva natural y su entorno donde también están prohibidas estas actividades, mientras que más de 50 hectáreas se ubican dentro de los límites de estas zonas protegidas.

El área natural más afectada -advertía el informe- era el Parque Nacional Podocarpus, donde la minería ilegal se desarrollaba en lo profundo de la zona.

«Pero al mismo tiempo, el hecho de estar dentro de una zona protegida, nos da la seguridad de que se va a lograr conservarla en el tiempo», auguró la prefecta sobre el Podocarpus, donde el canto de la naturaleza habla sin palabras, como un testimonio vivo de un reino verde que aún resiste.

Susana Madera

Fotografía cedida por el Ministerio de Ambiente Agua y Transición Ecológica donde se observa parte del Parque Nacional Podocarpus, en Zamora Chinchipe (Ecuador). EFE/ Ministerio De Ambiente Agua Y Transición Ecológica