El presidente de Austria no irá a la COP30 por considerar demasiado gasto el viaje

En la imagen de archivo, el presidente de Austria, el ecologista Alexander Van der Bellen. EFE/EPA/CHRISTIAN BRUNA

Viena, 4 ago (EFE).- El presidente de Austria, el ecologista Alexander Van der Bellen, no asistirá a la próxima Conferencia sobre el Clima (COP30) que tendrá lugar en Belém, Brasil, al considerar demasiado alto el costo del viaje, mayor que el de las anteriores ediciones del evento a las que siempre asistió.

Así lo informó este lunes la televisión pública austríaca ORF, citando fuentes de la Presidencia austríaca y, al mismo tiempo, de organizaciones ecologistas que critican el elevado coste financiero y medioambiental que supone la organización de la COP en la norteña ciudad brasileña, situada en la desembocadura del río Amazonas y considerada principal punto de entrada a la Amazonía.

“Los costes particularmente elevados de la participación del presidente en la COP de este año (…) no están dentro del ajustado marco presupuestario de la Presidencia por razones logísticas”, señaló la oficina presidencial a la emisora.

«La razón principal es la consolidación presupuestaria, que exige recortes y disciplina presupuestaria por parte de todos los organismos públicos», agregó.

Con un déficit de más del 4 % del producto interior bruto (PIB), Austria afronta este año un expediente de la Unión Europea (UE) por déficit excesivo mientras implementa un paquete de austeridad con severas medidas de para restaurar la disciplina presupuestaria.

Van der Bellen aseguró que tomó la decisión de no ir a Belém «tras una cuidadosa reflexión» y deseó a la presidencia brasileña de la conferencia «todo lo mejor para una COP exitosa en un contexto global particularmente desafiante».

La delegación austríaca estará encabezada por el ministro de Medio Ambiente, Norbert Totschnig, pues según declaraciones de su cartera a la ORF, es “más importante que nunca enviar una señal clara de cooperación internacional en materia de protección del clima”.

Belém, con una población de 1,5 millones de habitantes y una capacidad hotelera de unas 25.000 camas, tiene previsto recibir a 50.000 participantes de casi 200 países, incluidos numerosos jefes de Estado y Gobierno y representantes de ONG y activistas.

El Gobierno de Brasil ha puesto en marcha un plan para resolver el déficit de camas que incluye la construcción y adecuación de hoteles, la adaptación de escuelas y acuerdos con plataformas de hospedaje a corto plazo, como Airbnb, así como la utilización de cruceros atracados en un puerto próximo a la ciudad.

No obstante, la escasez hotelera ha disparado los costos de los alojamientos con precios desproporcionados, un problema que Brasilia ha reconocido y ha achacado a un movimiento especulativo. También reconoce preocupaciones por la limitada capacidad aeroportuaria de la ciudad norteña.

Los medios autríacos se hacen eco hoy de las críticas de varias organizaciones ambientalistas por una autopista de cuatro carriles que Brasil está construyendo a través de la selva amazónica, y el aumento de voces que piden trasladar la conferencia a otra ciudad.

En las redes sociales, la ONG internacional Amazon Watch ha destacado la manifestación en contra de la conferencia realizada el pasado miércoles por representantes de pueblos indígenas, comunidades tradicionales y movimientos sociales de toda la Amazonía frente al sitio en construcción de la COP30 en Belém.

“Exigen justicia climática, derechos territoriales y el fin de los combustibles fósiles”, indicó la organización el mismo día.

Pese a las críticas, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, ha insistido en su apuesta por Belém, la primera vez que una urbe situada en una selva tropical acogerá el principal evento climático del planeta.