Manila, 19 may (EFE).- El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr., afirmó este lunes estar dispuesto a reconciliarse con la familia del expresidente Rodrigo Duterte, tras obtener un resultado peor de lo esperado en unas recientes elecciones a mitad de mandato dominadas por la rivalidad entre ambas dinastías.

“Yo no quiero problemas, quiero llevarme bien con todos. Es mejor, ya tengo muchos enemigos y no necesito más, necesito amigos”, afirmó Marcos Jr. al respecto de la familia del exmandatario, durante el primer episodio de su pódcast oficial emitido hoy.
El hijo del dictador fallecido Ferdinand Marcos añadió que está “abierto a cualquier planteamiento” para trabajar juntos “incluso si no estamos de acuerdo en la política”.
Las declaraciones del presidente llegan una semana después de que Filipinas celebrase unos comicios a mitad de mandato marcados por su enemistad con la vicepresidenta e hija del exmandatario, Sara Duterte, así como la detención el pasado marzo en Filipinas de su padre por orden de la Corte Penal Internacional (CPI).
Rodrigo Duterte se encuentra desde entonces detenido en La Haya, tras un arresto que sus seguidores calificaron de ilegal y aprobado por Marcos Jr., a la espera de ser juzgado por crímenes contra la humanidad cometidos en el marco de su sangrienta guerra contra las drogas.
Vistos como un referéndum a las políticas del Gobierno, los resultados de los comicios suponen un varapalo para Marcos Jr., ya que sus candidatos tan solo se hicieron con cinco de los doce puestos al influyente Senado en liza. El mismo número que los logrados por los simpatizantes de Duterte, quien además se hizo con la alcaldía en su bastión sureño de Davao.
“La gente está decepcionada con los servicios del Gobierno”, concluyó Marcos Jr. en su pódcast, antes de afirmar que “los filipinos están hartos de la política”.
Marcos Jr. y Sara Duterte se presentaron de forma conjunta a las elecciones presidenciales de 2022, pero su exitosa alianza comenzó a fracturarse poco después llegar al poder.
La vicepresidenta tiene además pendiente un juicio político ante el Senado tras ser acusada de corrupción, después de que la Cámara de Representantes filipina aprobara el pasado 5 de febrero un proceso de destitución contra la vicepresidenta.
A Sara Duterte se le acusa de haber utilizado de forma indebida 254 millones de pesos (unos 4,3 millones de dólares) procedentes de fondos confidenciales del Departamento de Educación del que era titular hasta que dimitió el pasado junio.
El juicio político podría concluir con su destitución e impedirle presentarse como candidata a la presidencia en 2028. EFE
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