El primer convento fundado en Lima, hace 490 años, atrae a turistas tras su restauración

Personas se toman fotografías en un jardín del convento de Santo Domingo este lunes, en Lima (Perú). EFE/ Paolo Aguilar

Lima, 12 sep (EFE).- El museo del convento de Santo Domingo, la primera orden religiosa que llegó al Perú en 1535 con la expedición del fundador Francisco Pizarro, se ha convertido en un nuevo atractivo turístico del centro histórico de Lima, después de la restauración de su fachada, torre y campanario, y que aún continúa con los azulejos sevillanos que adornan sus interiores.

«Hemos retrocedido en el tiempo, un poco, de alguna manera, y se ve toda la magnitud y la belleza de aquellas épocas», dijo a EFE el director del Museo del Convento de Santo Domingo, Luis Enrique Ramírez, al mostrar los trabajos de restauración que forman parte del conjunto monumental del centro histórico.

La basílica de Santo Domingo ya era un sitio de peregrinación para los católicos pues tiene en sus ambientes las reliquias de tres santos peruanos: Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres y San Juan Macías, que vivieron estrechamente vinculados con esta orden religiosa.

Hace cuatro años, Prolima, el programa de la Municipalidad de Lima para la recuperación del centro histórico, propuso a la orden religiosa de los dominicos la restauración de la fachada, la torre que conduce a su campanario, y otros espacios exteriores con un presupuesto que bordeó entre los 7 y 9 millones de soles (2 millones de dólares).

«Eso ya está restaurado, ahora también la Municipalidad está ayudándonos con la restauración del altar de la Virgen del Rosario, que es completamente histórico para nosotros porque es la patrona del Perú, declarada en época virreinal y confirmada en la época republicana», anotó el sacerdote.

Los trabajos de restauración externa del convento están a cargo del municipio, dado que tienen estatus de patrimonio de la nación, pero las obras en el interior son de responsabilidad exclusiva de la orden religiosa al ser declarada como una provincia independiente desde 1540.

Costosos azulejos del siglo XVII

Personas caminan por los pasillos de la basílica de Santo Domingo este lunes, en Lima (Perú). EFE/ Paolo Aguilar

El director del museo explicó que los azulejos que adornan las columnas y paredes del claustro principal proceden de 1604 y fueron todos traídos de Sevilla (España).

La restauración de cada columna de azulejos tiene un costo aproximado de 25.000 soles (7.000 dólares) y en el interior de una de ellas se encontró, en plenas obras, un ‘pago a la tierra’, las ofrendas que suelen hacer los nativos indígenas en zonas consideradas sagradas.

Ramírez comentó que para la recuperación de los azulejos se están autofinanciando, pues «gracias a la visita de los turistas, hemos hecho caja, como quien dice, hemos ahorrado y hemos comenzado a financiar nosotros mismos nuestra propia restauración».

Antes de convertir una parte del convento en museo, la orden dominica tramitó ante el Vaticano que se levante la clausura sobre los ambientes donde circularían los visitantes y se elaboró un guión de exposición, que este año ha incluido contenido en redes sociales y una visita teatralizada que atrajo a familias enteras.

Sede de universidad más antigua en América

Fotografía de un jardín al interior del convento de Santo Domingo este lunes, en Lima (Perú). EFE/ Paolo Aguilar

Cada ambiente del convento, ubicado muy cerca del Palacio de Gobierno, tiene un trozo de la historia de Perú ya que alojó el Estudio General, que se encargaba de la formación de sus sacerdotes, convertida posteriormente en la universidad más antigua de América.

«Fue el virrey (Francisco de) Toledo (1569-1581) quien pidió que el Estudio General de los dominicos terminara convirtiéndose en la Universidad (Nacional Mayor) de San Marcos», recordó.

«Si cuentas desde que se llama San Marcos no es la más antigua de América del Sur. Si es que cuentas desde que es Estudio General de la orden dominica, sí podemos considerar que es la más antigua», anotó Ramírez.

Los claustros del convento fueron también el refugio de un adolescente Martín Velázquez que, al ser hijo no reconocido legalmente por su padre, se ofreció como ayudante de limpieza, antes de poder tomar los hábitos y convertirse posteriormente en San Martín de Porres.

«Terminó siendo un hermano religioso de nuestra orden acá en Lima y también tenemos a Santa Rosa de Lima, que es terciaria», una laica que vivió su vida consagrada, recordó el sacerdote en referencia a la primera santa declarada en América en 1671.

El museo también tiene un ambiente dedicado a San Juan Macías, un inmigrante español que vivió toda su vida religiosa en Perú y murió en el país, razón por la cual se le considera un santo peruano.

«En la basílica tenemos las reliquias mayores, que son los cráneos y gran parte del cuerpo, y en el interior del convento tenemos capillas donde hay reliquias menores», detalló el religioso sobre los restos de los santos peruanos en su convento.

Mónica Martínez