Beirut, 13 ago (EFE).- El primer ministro del Líbano, Nawaf Salam, mostró este miércoles su rechazo a cualquier tipo de injerencia de Irán en la política del país que suponga una desviación de las normas diplomáticas y del respeto de la soberanía en una reunión con el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional (CSSN) iraní, Ali Larijani, en Beirut.

Salam consideró «inaceptables» las recientes declaraciones de algunos funcionarios iraníes, en particular del ministro de Asuntos Exteriores, Abás Araqchí, quien la semana pasada respaldó durante una entrevista con la televisión estatal iraní el rechazo del grupo libanés Hizbulá -cuyo principal garante es Irán- a la decisión tomada por el Consejo de Ministros libanés, que encargó al Ejército la preparación de un plan para desarmar al movimiento chií antes de finales de año.

Según un comunicado oficial de la oficina del primer ministro libanés, estas declaraciones representan «una flagrante desviación de las normas diplomáticas y una violación del principio de respeto mutuo de la soberanía, que constituye la base de cualquier buena relación bilateral y una norma fundamental de las relaciones internacionales».
«Ni yo ni ningún funcionario libanés nos permitimos interferir en los asuntos internos de Irán, ya sea apoyando a un partido sobre otro u oponiéndonos a las decisiones soberanas iraníes. En consecuencia, el Líbano no aceptará, de ninguna manera, la injerencia en sus asuntos internos, y espera con interés el compromiso claro y explícito de la parte iraní con estas normas», añadió.
Salam remarcó que las decisiones del Gobierno libanés no están sujetas a debate en ningún otro país y que el centro de la toma de decisiones libanesa es el Consejo de Ministros: «Las decisiones del Líbano las toman únicamente los libaneses, que no aceptan la tutela ni las imposiciones de nadie», destacó.
El primer ministro libanés recordó también que la cuestión de restringir las armas exclusivamente a las autoridades legítimas es una decisión adoptada en el Acuerdo de Taif en 1989 y renovada en la declaración ministerial del actual Gobierno.
«El Líbano, que fue el primero en defender la causa palestina y pagó el precio más alto contra Israel, no necesita lecciones de nadie. El Gobierno libanés seguirá utilizando todos los medios políticos, diplomáticos y legales a su alcance para obligar a Israel a retirarse inmediatamente de los territorios libaneses ocupados y cesar sus ataques», agregó.
También hizo hincapié en que «cualquier relación con el Líbano debe pasar exclusivamente por sus instituciones constitucionales, y no por ningún partido político o canal paralelo. Cualquier ayuda extranjera es bienvenida, siempre que pase por los canales oficiales».
Al término de la reunión, el presidente Salam reiteró el compromiso del Líbano con sus relaciones históricas con Irán y todos los países amigos, basadas en el respeto mutuo, y recordó que la unidad del pueblo libanés, la soberanía de su Estado y las decisiones de su Gobierno son «líneas rojas intocables».
En una rueda de prensa posterior, afirmó que «el Líbano es un país pequeño que ha sufrido durante mucho tiempo la injerencia de otros» y que «no aceptará ser utilizado como plataforma para ajustar cuentas o como escenario para mensajes regionales».