Brasilia, 17 jun (EFE).- El proceso por golpismo que cursa en la Corte Suprema de Brasil contra el expresidente Jair Bolsonaro tendrá al menos dos careos entre los propios imputados y testigos, según informó este martes el propio tribunal.
En ambos casos, los careos fueron solicitados por las defensas de algunos de los ocho acusados y autorizados por el juez Alexandre de Moraes en su condición de relator del proceso en la Primera Sala del Supremo, que los convocó para el próximo 24 de junio.
El primer cara a cara entre imputados tendrá al teniente coronel Mauro Cid, antiguo edecán de Bolsonaro, y al general de la reserva del Ejército Walter Braga Netto, un exministro que fue candidato a vicepresidente en la fórmula del líder de la ultraderecha para las elecciones de 2022.
El segundo será para cotejar las versiones dadas ante los jueces por el exministro de Justicia Anderson Torres, otro de los ocho imputados en esta fase del juicio, y el general de la reserva Marco Antonio Freire Gomes, antiguo comandante del Ejército que declaró en el proceso en calidad de testigo.
Según los abogados de Braga Netto y Torres, los careos permitirán aclarar algunas contradicciones sobre lo declarado tanto por el teniente coronel Cid, quien ha firmado un acuerdo de cooperación judicial, como por el general Freire Gomes.
Ambos careos forman parte de una serie de diligencias pedidas por las defensas de los ocho acusados, después de que concluyeron los interrogatorios a los testigos y a los propios imputados.
Bolsonaro y los otros siete reos, todos de su entorno político más cercano, responden por una supuesta conspiración que habría sido tramada tras la derrota del líder ultraderechista frente al actual mandatario, el progresista Luiz Inácio Lula da Silva, en las elecciones de octubre de 2022.
Según la acusación formulada por la Fiscalía General, que ha sido corroborada por algunos testigos, Bolsonaro y los otros imputados tejieron diversos planes para impedir la investidura de Lula, una vez que su victoria fue proclamada por las autoridades electorales.
Tras el fracaso de esos planes iniciales, los acusados habrían incitado el asalto a Brasilia del 8 de enero de 2023, una semana después de la investidura de Lula, cuando miles de bolsonaristas depredaron las sedes de la Presidencia, el Parlamento y el Supremo y exigieron que las Fuerzas Armadas derrocaran al nuevo Gobierno.