
El sector agroalimentario sobrelleva el arancel pendiente de los flecos del pacto UE-EEUU
Madrid, 1 ago (EFE).- El sector agroalimentario español, uno de los más afectados, llega a este viernes, fecha clave en la guerra arancelaria, pendiente de los flecos del acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, que asume con resignación, porque encarece su acceso al mercado pero evita expandir el conflicto.
La fecha 1 de agosto, marcada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como el tope para negociar los aranceles con sus socios, se vive entre las empresas y cooperativas agroalimentarias con la certidumbre del arancel del 15 % para los productos de la UE, tras el acuerdo, pero con muchas dudas sobre la letra pequeña. Además, Trump ha firmado en las últimas horas dos órdenes que aplazan la aplicación de los gravámenes hasta el 7 de agosto. El acuerdo alcanzado el pasado domingo entre la Comisión Europea (CE) y Trump establece el arancel fijo del 15 %, pero las empresas están expectantes sobre los términos exactos y sobre si en una segunda fase habría excepciones, tal y como se ha rumoreado con el vino y las bebidas espirituosas, que de momento estarán gravados. Estados Unidos es el primer mercado para los alimentos y las bebidas españoles fuera de Europa, no «sustituible» y el cuarto en términos globales, con más de 3.300 millones de euros exportados en 2024, según datos de la patronal de la industria alimentaria FIAB. ¿Habrá excepciones? Uno de los puntos claves del acuerdo entre la UE y EEUU es una lista de productos estratégicos con aranceles «cero» y, de momento, se ha hablado de frutos secos, langostas, pescados procesados y crudos, quesos, otros productos lácteos y alimentos para mascotas; pero nada está oficialmente cerrado. También incluye eliminar aranceles bajos a productos industriales de EE.UU., entre los que figuran algunos pesqueros. Productos como el aceite de soja, las semillas para siembra, los cereales o los frutos secos; así como el ketchup, el cacao y las galletas tendrán un mejor acceso al mercado de la UE. «Estamos expectantes a la declaración conjunta que ultiman la UE y EEUU, hay muchos flecos abiertos», declara a EFE el director general de Cooperativas Agro-alimentarias, Gabriel Trenzado: «Lo que está claro es que la amenaza del 30 % se para», añade. Sin embargo, se suma a la opinión mayoritaria entre el sector español sobre la injusticia de los aranceles y la reivindicación de que ambas partes negocien un arancel más reducido, como también indica el director general de la Federación Española del Vino (FEV), José Luis Benítez. Desde abril, cuando Trump impuso un 10 % de aranceles adicionalES a los productos de la UE, su impacto ha sido desigual: en el aceite de oliva escaso, porque la bajada de precios los compensó; notable en el vino y desigual en otros sectores como el de conservas pesqueras. El comercio español con EE.UU. Dentro de las exportaciones españolas, no solo agroalimentarias, el aceite de oliva es el producto más vendido a EE.UU., con intercambios por valor ventas de 1.013 millones en 2024. En el caso del vino, EE. UU. supuso ventas de envasados por 400 millones en 2024, una sexta parte del total global -sin contar el granel-; pero algunas bodegas tienen una exposición del 20 % o 30 % al mercado estadounidense, según la FEV. La balanza comercial agroalimentaria entre España y Estados Unidos generó un superávit de 300 millones entre enero y mayo. España exportó durante esos cinco meses a Estados Unidos productos agroalimentarios por 1.431,4 millones frente a los 1.130,2 millones importados, según el Ministerio de Economía, Comercio y Empresa. Con el aceite de oliva, España facturó 379,6 millones entre enero y mayo; 131,2 millones por la venta de vino; 80,8 millones por la venta de aceituna de mesa; y 41,4 millones en la exportación de queso. La aceituna negra de mesa, además, se ve afectada por las medidas «antidumping» que impuso EE. UU. en otro conflicto comercial. En frutos secos, los productores de almendra han advertido también de que EE.UU. es un fuerte competidor y, además, los envíos españoles podrían tener que pagar por entrar a ese país el triple de lo que abonan los importadores estadounidenses a la UE. EFE Mercedes Salas
