El sexto ‘grande’ y el asalto al número uno, cómo Alcaraz reconquistó Nueva York

El español Carlos Alcaraz besa el trofeo de campeón tras ganar la final individual masculina del Abierto de Estados Unidos. EFE/ John G. Mabanglo

Nueva York, 8 sep (EFE).- Dos meses después de la dura derrota en la final de Wimbledon, Carlos Alcaraz se coronó en el Abierto de Estados Unidos con su sexto ‘Grand Slam’ y recuperó el número uno del mundo. Un triunfo que refleja su madurez, fortaleza mental y una asombrosa capacidad de aprendizaje. Así se gestó su reconquista de Nueva York.

«Inmediatamente después de ese partido (en Wimbledon) pensé que necesitaba mejorar algunas cosas si quería ganarle», explicó este domingo el murciano en la rueda de prensa posterior a su triunfo ante el italiano Jannik Sinner en Nueva York.

Pasaron ocho semanas entre ambas finales, en las que Alcaraz se tomó un descanso, estudió a fondo a su gran rival, afinó aspectos clave de su juego como el saque y reapareció en Cincinnati -sin parar en Canadá-, listo para el ‘grande’ neoyorquino.

Juan Carlos Ferrero, su entrenador, destacó que, tras tomarse ese respiro después de Wimbledon y en apenas diez días de preparación, Alcaraz ya fue capaz de incorporar a su juego los cambios que necesitaba: «Lo más increíble de Carlos es que sea tan bueno corrigiendo en muy poco tiempo los pequeños detalles que debe mejorar».

«Es camaleónico y le puedes pedir cualquier circunstancia en el partido, se adapta y al final lo consigue y eso también lo trasladamos mucho a los entrenamientos», añadió el extenista valenciano.

El saque, nueva arma de Alcaraz

El saque ha sido la clave de su éxito. En Nueva York, Alcaraz ha metido el 62,5 % de primeros, ha ganado el 83,9 % de puntos con ellos, solo ha enfrentado 10 bolas de ‘break’ en todo el torneo, ha cedido únicamente tres juegos al servicio y ha perdido un solo set.

Alcaraz arrolló a todos sus rivales, incluido en semifinales el serbio Novak Djokovic -que todavía persigue su ‘Grand Slam’ 25-, cobrándose la revancha por la final olímpica de París.

«El saque es una gran arma y muy importante hoy en día. Le hemos puesto mucho énfasis en mejorarlo, en coger un buen ritmo y lograr un buen lanzamiento. Estoy muy contento con cómo ha ido; me ha ayudado mucho a mantener la consistencia y obtener los resultados que estoy teniendo», dijo Alcaraz tras superar la cuarta ronda.

Ese cambio de Alcaraz sorprendió al propio Sinner, que partía como favorito en la final, gran dominador en pista rápida, defensor del título e instalado en el número uno desde hacía más de un año.

«Ha mejorado desde la última vez que jugamos. Estuvo más preciso, sobre todo con el saque, y manejó la situación de forma excepcional. Estoy orgulloso de lo que hice, pero él fue mejor. Necesito hacer cambios porque fui demasiado previsible. Puede que pierda algunos partidos en el proceso, pero haré esos cambios para mejorar», dijo el transalpino.

Sinner, resignado tras la derrota, le describió como un tenista sin fisuras: «Es muy sencillo, es un jugador diferente. Así de simple. No tiene debilidades, como sí las tienen otros jugadores».

Regreso a lo más alto

El asalto del número uno era uno de los objetivos que Alcaraz se marcó a inicio de año, según confesó tras conseguirlo. Su éxito en Cincinnati y en Nueva York, arrebatando ambos títulos a Sinner, le han catapultado hasta los 11.540 puntos, superando al italiano, ahora en 10.780.

«Recuperar el número uno es un sueño. Hacerlo el mismo día que consigo otro ‘grande’ lo hace aún mejos», dijo Alcaraz.

En tercera posición se mantiene el alemán Alexander Zverev (5.930 puntos), Djokovic asciende tres plazas hasta la cuarta (4.830), mientras que el estadounidense Taylor Fritz cae a la quinta (4.675).

El tramo final de la temporada favorece a Alcaraz para abrir hueco en el ranking. El murciano defiende únicamente el ATP 500 de Pekín, mientras que Sinner tiene que proteger los puntos del Masters 1.000 de Shanghái y de las Finales ATP. Por no hablar del Abierto de Australia en enero, que también defiende el italiano.

Hablando de Djokovic, el serbio ha levantado la bandera blanca en Nueva York, consciente de que quizá nunca logre ese ‘Grand Slam’ 25 que lo consagraría como el mejor de la historia. Este año ha llegado a semifinales en los cuatro grandes, pero se ha topado contra un muro cada vez.

«Los partidos al mejor de cinco hacen que sea muy, muy difícil para mí jugar contra ellos (Sinner y Alcaraz), en especial en las etapas finales de un ‘Grand Slam’, sosteniendo ese nivel y ritmo durante tantas horas. En este punto de mi carrera, lamentablemente eso es algo que no puedo controlar. Solo puedo dar lo que puedo dar», dijo tras caer eliminado. «Son demasiado buenos», añadió.

Albert Traver