Washington, 11 jun (EFE).- El sindicato estadounidense United Auto Workers (UAW) calificó este miércoles como «una victoria» la decisión de General Motors (GM) de trasladar la producción de dos modelos de México a EE.UU. y añadió que empieza a «revertir los daños causados por el Tratado de Libre Comercio de Amércia del Norte».
El sindicato, que durante las pasadas elecciones presidenciales en EE.UU. apoyó a la candidata demócrata, Kamala Harris, frente a Donald Trump, respaldó ahora la política arancelaria del presidente estadounidense, que ha impuesto aranceles del 25 % a las importaciones en el sector.
«La decisión de GM de invertir miles de millones en plantas estadounidenses y dar prioridad a los trabajadores del país es exactamente la razón por la que apoyamos estos aranceles al automóvil», declaró en un comunicado el presidente del UAW, Shawn Fain.
El martes, GM anunció que trasladará la producción de los modelos Chevrolet Blazer y Chevrolet Equinox, que en estos momentos se ensamblan en las plantas mexicanas de Ramos Arizpe y San Luis Potosí, a factorías en EE.UU., para lo que invertirá 4.000 millones de dólares.
GM dijo que la inversión irá destinada a las plantas de Orion (Míchigan), Fairfax (Kansas) y Spring Hill (Tennessee) y que el traslado permitirá que la producción de la compañía en EE.UU. llegue a dos millones de vehículos al año.
UAW señaló que lleva décadas denunciando que los fabricantes de automóviles en EE.UU. han trasladado factorías a México y otro países, recortado los salarios de los trabajadores estadounidenses y cerrado plantas.
«Más de dos millones de vehículos al año han desaparecido de las líneas de producción estadounidenses en la última década, mientras las fábricas en México y otras regiones de bajos salarios florecían bajo un sistema comercial explotador», explicó el sindicato.
Fain añadió que el sindicato está dispuesto a colaborar «con quien sea (demócrata, republicano o independiente) que esté verdaderamente comprometido con poner fin al desastre del ‘libre comercio’ y construir una economía que respete a la clase trabajadora».