Alberto Santacruz

Mérida, 13 jul (EFE).- A caballo entre México, EE.UU. y España, con muchas paradas en otros países europeos, el grupo madrileño Black Maracas ha retocado -para bien- el sonido tradicional del rock hispano para adentrarse en un sonido difícil de etiquetar, pero fácil de atender para quienes quieren ampliar su cultura musical.

El perfil insurgente de su propia música también está presente en su concepto de llegar al público. Actuaron en el Mad Cool Festival (Madrid) y en el Levitation Fest (Austin/EEUU) en el marco de una gira por EE.UU. que los llevó a New York y Seattle, entre otras ciudades, pero también en modestos bares de Tucson y Mérida (España).
«Nos gusta llegar al público. Terminar un concierto y hablar con quien ha venido a verte. Hay gente que sólo está pendiente de que actúe el cabeza de cartel, otros están interesados en conocer más sonidos», afirma su vocalista, guitarra y líder de la banda, Dilly Child (Adrián) en una entrevista concedida a EFE.
Amsterdam, Berlín, Gales, París, Kiev (antes de que Rusia iniciara su invasión) Lima, Madrid y varias ciudades mexicanas son otros lugares que ya conocen el sonido de Black Maracas, como lo es también la ya citada Mérida, lugar al que por «cosas del destino» visitan a menudo para perfilar su sonido y promocionar sus trabajos.
Sea como fuere o fuese, su desgarro musical y vocal y su distorsión de acordes inmaculados, envueltos en diversión, les permite presentarse como «diferentes» y, muy especialmente, con su último trabajo, ‘The Anecdote’, que acaba de salir al mercado.
Se trata del primero de sus tres discos en el que publican las letras con el fin de que la gente «pueda entender lo que estoy diciendo», sonríe Dilly Child (Adrián) ante la atenta mirada de Borja Morais, batería del grupo.
Las películas creadas en la cabeza de Dilly y sus sueños recurrentes son la base tanto de las letras como de su sonido, en el que convive el rock, folk, country, garaje, psicodelia y toques más que evidentes de Black Sabbath
«Vomitar lo que uno tiene en la cabeza es uno de los principales baluartes» del nuevo disco. Si Adrián sueña con caras arrancadas, «¿por qué va a hablar de flores y de felicidad?», se pregunta Borja, quien no duda en responderse: «Lo suyo es sacar y mostrar y que la gente interprete lo que quiera en cuestión».
‘The Anecdote’ es un trabajo «más crudo», donde el grupo juega con los acoples y las frecuencias, y llega tras ‘Prehistoric Ghosts’ y ‘Disturbing Sound’, y se adelanta al que será su cuarto trabajo, «algo más relajado» y que verá la luz a finales de este año.
«Es un disco -apunta Dilly- que te llega o lo odias. Sale desde las entrañas y eso es algo clave en nuestra esencia: transmite». «No es un trabajo sosegado creado frente a una mesa y un cuaderno», describe Borja, quien recalca que los temas que contiene «no dejan indiferente a nadie».
Similares sonidos al de Black Maracas, que surgen de «exprimir» el ruido a modo de zumo armónico, son más fáciles de encontrar fuera de España, donde sigue imperando el rock más metalero. No obstante, son sabedores -apunta Borja- que cada persona que compone el público siempre se lleva la música que escucha a su terreno (a lo que oye habitualmente).