Bangkok, 6 ago (EFE).- La mayoría de los países del Sudeste Asiático, una región muy expuesta a las exportaciones a EEUU, asumen con alivio unos aranceles de entre el 19 y el 20 % impuestos por Washington, que no deja grandes damnificados o beneficiados, pero con el temor a que la presión de la primera economía del mundo no acabe aquí.
Los aranceles que entran en vigor este jueves ascienden al 19 % para Tailandia, Malasia, Camboya, Filipinas e Indonesia y un 20 % para Vietnam.
«El arancel del 19 % impuesto por EEUU es competitivo para Tailandia y es comparable al de sus competidores regionales», dijo el pasado viernes durante una entrevista el ministro tailandés de Finanzas, Pichai Chunhavajira.
«Ninguno se ve injustamente favorecido o desfavorecido», apuntó el ministro encargado de la negociación tras hacerse públicos por parte de la Casa Blanca los aranceles a su país.
Los analistas coinciden en que esta homogeneidad de aranceles ha sido un gran alivio para la región ya que el mayor temor era que hubiera un diferencial y que algún país se beneficiara y todas las exportaciones se hicieran desde ahí.
En el Sudeste Asiático los países coinciden mucho en lo que producen y exportan: Camboya y Vietnam compiten con el textil, mientras que Tailandia, Malasia e Indonesia con los automóviles y los productos eléctricos, por ejemplo.
Continúa la negociación
Según han reconocido los países, que al igual que la Casa Blanca están dando muy pocos detalles de la letra pequeña de los acuerdos, se siguen negociando aspectos como el ‘transshipment’, el trasbordo de bienes que proceden en realidad de Pekin, una práctica que preocupa mucho a EEUU.
Las tasas que Washington anunció para sus aliados comerciales el pasado 2 de abril, el «Día de la Liberación», como lo calificó del presidente estadounidense, Donald Trump, castigaron especialmente al Sudeste Asiático con aranceles de casi el 50 %.
Ese fue el caso de Camboya, que con un 49 % se convirtió en el socio comercial de Washington más castigado por detrás de Lesoto, que obtuvo impuestos del 50 %.
Vietnam, conocido como ‘la fábrica de China’ por la deslocalización de empresas del gigante asiático, recibió un 46 % en abril, aunque consiguió recortar las tasas con un acuerdo que suscribió el 2 de julio.
A pesar de que finalmente la región ha visto un desenlace mucho más positivo de lo que se apuntaba en un principio, existe el temor de que las amenazas y las coacciones de Washington continúen por cuestiones ajenas al comercio, como ya ocurrió con Tailandia y Camboya.
Trump presionó a Tailandia y a Camboya con dilatar la llegada de un acuerdo comercial hasta que cesara el enfrentamiento armado que a finales de julio estalló en la frontera que comparten, lo que ayudó a que ambas partes firmaran un alto el fuego.
«No se puede dar por sentado que este es el final de la historia. Trump lo considera un ‘reality show’ en curso. Es casi seguro que se producirán más acuerdos o nuevos aumentos arancelarios», advirtió a EFE Stephen Olson, experto en comercio internacional del Instituto de Estudios del Sudeste Asiático ISEAS-Yusof Ishak.
Fuera del pacto
A pesar de cierta homogeneidad, hay países del Sudeste Asiático que no han podido alcanzar la ansiada rebaja.
Conforme a la última lista, Estados Unidos mantiene en el 40 % los aranceles para Laos y Birmania -sólo superados por Siria, con un 41 %- y del 25 % para Brunéi, los mismos que ya había anunciado en julio mediante cartas a sus Gobiernos.
Singapur, fuera de las negociaciones al encontrarse en el arancel base, se ve afectado por el 10 % establecido por EE.UU. como tasa mínima aplicada a todos los países.