Redacción Ciencia, 6 ago (EFE).- Un equipo de astrónomos ha encontrado que una enana blanca cercana es, en realidad, el remanente de la fusión de dos estrellas, un «raro descubrimiento estelar» revelado a través de las observaciones ultravioletas del telescopio espacial Hubble.
Las enanas blancas son los núcleos densos que quedan cuando las estrellas agotan su combustible y colapsan. Aunque estas son comunes en el universo, las que tienen una masa excepcionalmente alta (que pesan más que el Sol) son raras y enigmáticas.
En un artículo publicado este miércoles en Nature Astronomy, científicos de la Universidad británica de Warwick informan sobre sus investigaciones de una enana blanca de alta masa, situada a 130 años luz de distancia, llamada WD 0525+526.
Con una masa un 20 % mayor que la de nuestro sol, la WD 0525+526 se considera ultramasiva y aún no se comprende del todo cómo se formó esta estrella.
Una enana blanca de este tipo podría formarse a partir del colapso de una estrella masiva. Sin embargo, los datos ultravioleta del Hubble revelaron que WD 0525+526 tiene pequeñas cantidades de carbono que ascienden desde su núcleo hacia su atmósfera rica en hidrógeno, lo que sugiere que esta enana blanca no se originó a partir de una sola estrella masiva.
«En luz óptica (el tipo de luz que vemos con nuestros ojos), WD 0525+526 parece una enana blanca pesada, pero por lo demás normal», explica Snehalata Sahu.
Sin embargo, a través de las observaciones ultravioletas obtenidas con el Hubble, los investigadores detectaron débiles señales de carbono que no eran visibles para los telescopios ópticos.
Encontrar pequeñas cantidades de carbono en la atmósfera es un indicio revelador de que esta enana blanca masiva es probablemente el remanente de la fusión entre dos estrellas que colisionaron.
También indica que puede haber muchos más remanentes de fusiones como este, disfrazados de enanas blancas comunes con atmósfera de hidrógeno puro, detalla un comunicado de Warwick.
Normalmente, el hidrógeno y el helio forman una gruesa envoltura similar a una barrera alrededor del núcleo de una enana blanca, manteniendo ocultos elementos como el carbono. En una fusión de dos estrellas, las capas de hidrógeno y helio pueden quemarse casi por completo al combinarse las estrellas.
La estrella resultante tiene una envoltura muy fina que ya no impide que el carbono llegue a la superficie, y esto es exactamente lo que se encuentra en WD 0525+526.
«Medimos que las capas de hidrógeno y helio son diez mil millones de veces más delgadas que en las enanas blancas típicas. Creemos que estas capas se desprendieron en la fusión, y esto es lo que ahora permite que el carbono aparezca en la superficie», señala el astrónomo Antoine Bédard.
Pero este remanente también es inusual: tiene unas 100.000 veces menos carbono en su superficie en comparación con otros remanentes de fusiones.
El bajo nivel de carbono, junto con la alta temperatura de la estrella (casi cuatro veces más caliente que el Sol), revela que WD 0525+526 se encuentra en una fase mucho más temprana de su evolución posfusión, que las observadas anteriormente.
A medida que WD 0525+526 continúa evolucionando y enfriándose, se espera que, con el tiempo, aparezca más carbono en su superficie.
Por ahora, su brillo ultravioleta ofrece una visión poco común de la etapa más temprana de las secuelas de una fusión estelar, y un nuevo punto de referencia sobre cómo terminan sus vidas las estrellas binarias.