Sídney (Australia), 2 sep (EFE).- El tiroteo ocurrido la semana pasada en el sur de Australia, en el que murieron dos policías y un tercero resultó herido, ha vuelto a poner en el foco al movimiento de los llamados «ciudadanos soberanos», después de que trascendiera que el presunto autor de los disparos simpatizaba con esta ideología que rechaza la legitimidad del Estado y sus leyes.
Dezi Freeman permanece prófugo desde el martes, cuando presuntamente abrió fuego contra un grupo de diez agentes que ejecutaban una orden de registro por delitos sexuales en su propiedad. En el tiroteo murieron dos oficiales, que han sido identificados como Neal Thompson y Vadim de Waart, mientras que un tercer policía resultó herido y se recupera en el hospital tras someterse a una cirugía.
Las autoridades, que se encuentran este martes analizando «gran cantidad de información nueva», consideran que el individuo estaría fuertemente armado y que cuenta con los conocimientos para sobrevivir en la naturaleza durante largos períodos de tiempo.
Hasta el momento no se han establecido vínculos terroristas con el incidente, pero se conoce que Freeman se identifica como un «sovereign citizen» («ciudadano soberano»), cuyos adeptos rechazan la legitimidad de los gobiernos y de la ley, y que en Australia ha estado vinculado a varios episodios violentos en los últimos años.
El término se utiliza para describir a personas que se declaran independientes de la autoridad gubernamental, alegando que son individuos «libres» no sometidos a las normas comunes.
Se trata de un movimiento originado en Estados Unidos en los años setenta y ochenta, vinculado inicialmente a grupos ultraderechistas y antigobierno, que proliferó con el auge de teorías conspirativas y la desconfianza hacia las instituciones.
En las últimas dos décadas se ha expandido a otros países de habla inglesa, incluido Australia, donde ha captado adeptos a través de foros en Internet, redes sociales y comunidades rurales.
Este movimiento ya se había relacionado con acciones violentas en el país austral, después de que en diciembre de 2022 tres personas identificadas como «ciudadanos soberanos» asesinaron a dos agentes de policía y a un vecino en una emboscada en Queensland (este del país), en uno de los episodios más violentos atribuidos a este grupo en el país.
El ataque, perpetrado por una pareja y su hermano en una propiedad rural, derivó en un enfrentamiento armado con las fuerzas especiales que concluyó con la muerte de los tres agresores. El caso conmocionó a la opinión pública y llevó a las autoridades a reforzar la vigilancia sobre simpatizantes de esta ideología en Australia.
Además, algunos de sus miembros han protagonizado enfrentamientos con las autoridades en controles de carretera y protestas, especialmente durante la pandemia.
Aunque sus simpatizantes representan una minoría, las autoridades australianas sostienen que su rechazo frontal a las instituciones y su conexión con teorías conspirativas elevan el riesgo de episodios de violencia, como el de la semana pasada.