Madrid, 2 sep (EFE).- El uso de la boca como una ‘tercera mano’ para tareas no específicamente masticadoras, sumado a una dieta rica en carbohidratos, es el responsable de la caries en un fósil neanderal descrita en el molar de un hombre adulto que vivió en la cueva de El Sidrón (Asturias) hace 49.000 años.
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) han documentado el séptimo caso conocido de una caries dental en un neandertal, y han publicado los resultados de su trabajo en American Journal of Biologial Anthropology, ha informado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas en una nota de prensa difundida hoy.
Los investigadores comprobaron que este individuo, identificado como el ‘adulto 6’ de El Sidrón, presentaba un notable desgaste dental causado por una dieta dura y abrasiva, a lo que se suma el desarrollo de actividades no masticatorias, como el raspado de pieles de animales con los dientes, que contribuían al deterioro de la dentina y favorecían la colonización por bacterias responsables del deterioro progresivo de las piezas dentales.
En este estudio, el equipo identificó la presencia de ‘Streptococcus mutans’ mediante el análisis del ADN antiguo conservado en el sarro de ese individuo.
Estos depósitos de sarro fosilizados han aportado información sobre la dieta, que incluía alimentos cocidos y ricos en almidón, y además el sarro actuaba como reservorio de las bacterias productoras de caries, lo que refuerza su papel en el desarrollo de la lesión dental.
La cueva de El Sidrón ha sido clave para el estudio de los neandertales en la península ibérica, al aportar más de 2.500 restos óseos de al menos 13 individuos, ha destacado el CSIC.
Este abundante y bien conservado registro ha permitido reconstruir aspectos de su vida cotidiana, sus prácticas culturales y su salud, y en este caso particular ha aportado datos sobre el uso intensivo de la dentición como herramienta de trabajo y su repercusión sobre la salud dental.
“Todo apunta a que el uso intenso de la dentición pudo provocar una fisura que, poco a poco, fue colonizada por baterías que profundizaron en el esmalte y la dentina hasta desarrollar la caries: una lesión en forma de canal de 2,6 milímetros de longitud”, ha explicado Almudena Estalrrich, investigadora del Museo Nacional del Ciencias Naturales.
A diferencia de lo que ocurrió con los humanos modernos, en los que la prevalencia de caries aumentó notablemente con la adopción de la agricultura, los neandertales mostraban una incidencia mucho menor, aunque no estaban exentos de esta patología.
En el caso de los habitantes de El Sidrón, los investigadores han comprobado que la inclusión frecuente de alimentos cocidos, como piñones y hongos, ricos en almidón, pudo tener un efecto facilitador por la liberación de azúcares en la boca, lo que promovió la proliferación de bacterias productoras de caries como la que se ha descrito en este individuo.