Ciudad del Vaticano, 3 may (EFE).- El Vaticano prepara dos edificios para acoger a los 133 cardenales que participarán este miércoles en el cónclave, la Casa Santa Marta y el Colegio Etíope, y blinda sus aledaños para garantizar su aislamiento, apagando la red electrónica en el interior de la Capilla Sixtina.
El subdirector de la Sección de Infraestructuras de la Santa Sede, Silvio Screpanti, explicó en una entrevista publicada este sábado por el Vaticano que los preparativos se dividen entre el alojamiento de los purpurados y la Capilla Sixtina, donde votarán aislados.
El cónclave que elegirá al sucesor de Francisco, fallecido este 21 de abril, empezará el próximo miércoles por la tarde con el encierro en la Sixtina de 133 cardenales llegados de todo el mundo (los electores son 135 pero dos han renunciado por motivos de salud).
Por eso, los preparativos se llevan a cabo sin pausa implicando a más de 40 profesiones, entre carpinteros, herreros, decoradores, personal de limpieza, así administrativos, contables y otros 20 obreros de refuerzo reclutados de empresas externas.
En primer lugar, el diminuto estado vaticano ha preparado unas 200 habitaciones para los purpurados y sus ayudantes repartidas entre la Casa Santa Marta, un hotel dentro del Vaticano donde Francisco dispuso su residencia, y el Colegio Etíope, un antiguo seminario.
En ambos edificios, según Screpanti, se han creado compartimentos que “garantizarán” el aislamiento de los votantes en el cónclave con tabiques, puertas provisionales y el cierre provisional de ventanas.
La legislación pontificia establece que los cardenales llamados a votar no pueden mantener contacto con personas del mundo exterior, mediante ningún medio, y que el personal debe cerciorarse de que no se escondan instrumentos de grabación de ningún tipo.
Las autoridades vaticanas se esforzarán para que así sea blindando los accesos al área de esta ceremonia, entre otras medidas.
“El día antes del cónclave nuestro personal ayudará a imponer casi 80 cierres de plomo en todos los accesos del perímetro del cónclave”, asegura el ingeniero.
Lo mismo ocurrirá en la Capilla Sixtina, donde los purpurados pasarán el día debatiendo y que ya cuenta en su tejado con la chimenea por la que comunicarán el mundo el resultado de las votaciones, quemando sus votos. El humo blanco significará que hay nuevo papa; el negro, que habrá que seguir esperando al acuerdo.
Nada debe conocerse de lo que ocurre en el interior de este histórico lugar, bajo la severidad del Juicio Final que pintó Miguel Ángel, y por eso en esta semana “se ha controlado todo su sistema tecnológico”, entre otros preparativos de tipo estético o práctico.
En concreto, los técnicos han desactivado todos los aparatos tecnológicos, cámaras y sensores que en los últimos años se pusieron en esta capilla para protegerla durante las visitas turísticas.
Además, los trabajadores del Vaticano, como manda la tradición, procederán a cubrir todas las ventanas del Palacio Apostólico que se aproximen al área del cónclave, pues la Sixtina está anexa.
No obstante, aunque los cardenales estén aislados en la Sixtina durante sus deliberaciones y votaciones, doce técnicos estarán en todo momento a disposición para garantizar que el sistema eléctrico e hidráulico en la capilla y en las residencias funcionen.
Estos técnicos -5 electricistas y ascensoristas, 5 fontaneros y dos ‘floreros’, personal de logística vaticana- tendrán también que prestar juramento de discreción.