Ciudad Real, 6 jul (EFE).- Las fuertes rachas de viento registradas la pasada tarde-noche en Campo de Criptana (Ciudad Real), que alcanzaron velocidades cercanas a los 100 kilómetros por hora, han provocado la rotura del eje y las aspas del emblemático molino harinero Inca Garcilaso.
Este molino es uno de los doce que coronan la Sierra de los Molinos y que, desde 2001, están declarados Monumentos de Interés Histórico-Artístico y Bienes de Interés Cultural.
Según explicado este domingo a EFE el alcalde de Campo de Criptana, Santiago Lázaro, las fuertes rachas de viento, «unidas a la orientación del vendaval, partieron el eje del molino, provocando la caída de todo el conjunto de aspas, que han quedado prácticamente destruidas”.
Lázaro ha subrayado la gravedad de los daños, ya que no solo se ha roto el eje, sino también las aspas, que se encontraban en buen estado de conservación.
Según ha informado, este mismo domingo ha comenzado una primera evaluación de los daños junto al carpintero molinero, Juan Bautista Sánchez Bermejo, con quien visitó la zona afectada.
“Se va a analizar qué se puede aprovechar, aunque creemos que hay pocas piezas que hayan quedado en buen estado. A partir de mañana se desmontará todo para realizar una valoración económica precisa y determinar la inversión necesaria para acometer su reparación y empezaremos a buscar financiación, algo que será clave en las próximas semanas”, ha explicado el alcalde.
Santiago Lázaro ha señalado que había mucha gente en la Sierra de los Molinos en ese momento, pero “afortunadamente, nadie se encontraba cerca del lugar donde se desprendió el eje y cayeron las aspas”.
El objetivo del Ayuntamiento es acometer cuanto antes los trabajos de recuperación del molino, para que el Cerro “vuelva a lucir con todo su esplendor lo antes posible”.
Los molinos de viento de Campo de Criptana forman parte de la historia de España, ya que fueron inmortalizados en El Quijote de Miguel de Cervantes, donde se convirtieron en los famosos gigantes contra los que luchó el Ingenioso Hidalgo en el capítulo VIII de la primera parte de su obra universal.
El conjunto lo integran tres molinos históricos —Burleta, Infanto y Sardinero— aún funcionales y supervivientes del numeroso grupo que pobló el paisaje criptanense desde el siglo XVIII, junto a otros siete molinos —Lagarto, Culebro, Pilón, Cariari, Inca Garcilaso, Quimera y Poyatos— fruto de reconstrucciones realizadas en las décadas de 1950 y 1960.
Además, se conservan restos de otros molinos históricos o de sus silos de molienda, como Castaño, Paletas, Burillo y el silo del molino Tahona.