Guayaquil (Ecuador), 1 oct (EFE).- El embarazo adolescente, la pobreza, la violencia de género y el control de la sexualidad femenina son las causas más frecuentes de los matrimonios y uniones infantiles, tempranas y forzadas en Ecuador, de acuerdo a un informe publicado este miércoles por Plan Internacional.
Pese a que el matrimonio infantil está prohibido en Ecuador desde 2015, «las uniones tempranas siguen siendo una realidad que afecta profundamente a miles de niñas y adolescentes», lo que se evidencia en el informe global ‘El Estado Mundial de las Niñas: Déjame ser una niña, no una esposa’, en el que se incluyen testimonios de menores que han vivido esta forma de violencia en el país andino.
De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec) de Ecuador y de Unicef recogidos en el informe, el 26 % de las mujeres entre 18 y 49 años se casaron o unieron antes de los 18 años, y el 16 % de las adolescentes y mujeres entre 15 y 19 años han estado o están casadas, divorciadas, viudas o en unión informal.
El informe señala que «las uniones informales siguen siendo comunes y socialmente aceptadas».
Casi el 25 % de madres menores de 18 años viven en uniones tempranas o han sido casadas. Una realidad que se profundiza en ciertas localidades como en la provincia costera de Manabí, donde el 36,7 % de menores entre 10 y 17 años que son madres ya están en unión o matrimonio.
«Sabemos que existen esfuerzos importantes desde el Estado y los gobiernos locales, pero este estudio evidencia que todavía hay mucho por hacer desde todos los sectores», señaló en un comunicado la representante de Plan International Ecuador, Catalina Vaca.
«Vemos una gran oportunidad para unir esfuerzos que sumen a la construcción de soluciones que impulsen la educación, la empleabilidad y la igualdad de género», añadió.
Limitado acceso a educación y problemas de salud
Los testimonios revelan que el matrimonio infantil no solo limita el acceso a la educación y al empleo, sino que también las expone a violencia, aislamiento y graves consecuencias para su salud física y mental.
María, de 17 años, por ejemplo, quedó embarazada y tuvo que dejar la escuela. Tras dar a luz, enfermó de manera crónica y su movilidad quedó reducida, por lo que se perdió dos años de educación.
Por otro lado, las normas de género siguen asignándoles responsabilidades domésticas, y muchas viven con autonomía financiera limitada.
Además, las niñas indígenas enfrentan mayores riesgos debido a la discriminación estructural y la falta de acceso a servicios de salud y justicia.
Pese a las barreras estructurales y sociales, las niñas entrevistadas por Plan Internacional expresaron su deseo de estudiar, trabajar y ofrecer mejores oportunidades a sus hijos.
«Después de terminar este año voy a postular para ingresar a la universidad. Así me toque andar con mi bebé, yo voy a seguir estudiando para obtener un título», dijo Jen, de 18 años.
Para Plan Internacional es vital que se promuevan programas de concienciación sobre el valor de la educación para niñas en uniones tempranas, que se asegure el acceso gratuito y confidencial a servicios de salud, incluyendo educación sexual integral y que se ofrezca formación en habilidades prácticas y certificaciones reconocidas para mejorar la empleabilidad de las jóvenes que fueron casadas menores de edad.
La organización también hizo un llamado al Gobierno, a la sociedad civil, al sector privado y a las comunidades «para garantizar que cada niña en Ecuador pueda crecer con dignidad, acceder a oportunidades reales y vivir libre de violencia».