‘Empoderío’: El cine, la risa y la improvisación como puente entre payas y gitanas

La directora y guionista Lara Izagirre (i) posa junto a la montadora y sonidista Maitane Carballo (2d) y a la compositora de la banda sonora, Paula Olaz (d), tras la proyección del documental 'Empoderío', en el que el teatro y la risa sirven de puente para unir a mujeres payas y gitanas, que se presenta en el 22 Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. EFE/Juan Herrero.

San Sebastián, 4 abr (EFE).- Un grupo de mujeres gitanas ríen e improvisan escenas ante una cámara y, tras ella, un pequeño equipo de mujeres payas liderado por la directora vizcaína Lara Izagirre las deja hacer. El resultado de esa experiencia ha quedado recogido en el documental ‘Empoderío’, que se estrena este sábado en el 22 Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.

‘Empoderío’ no nació como proyecto cinematográfico, sino como un taller de actuación que la actriz Naiara Carmona y Lara Izagirre comenzaron a impartir hace año y medio en el barrio bilbaíno de Otxarkoaga para algunas integrantes de la Asociación de Mujeres Gitanas de Euskadi (Amugue).

A Izagirre le gustan los procesos de creación y en dos meses vio que allí había material para filmar, por lo que preguntaron a las mujeres que participaban en el curso si querían que las grabaran y, para su sorpresa, “todas dijeron que sí”, ha explicado la cineasta este viernes en la presentación del documental en rueda de prensa.

Una página en blanco

La directora y guionista, Lara Izagirre (i), posa junto a la montadora y sonidista, Maitane Carballo (d, abajo), y a la compositora de la banda sonora, Paula Olaz (d), durante la proyección del documental 'Empoderío', en el que el teatro y la risa sirven de puente para unir a mujeres payas y gitanas, que se presenta en el 22 Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. EFE/Juan Herrero.

Acompañada por la montadora y sonidista Maitane Carballo y por Paula Olaz, compositora de la banda sonora, la realizadora ha contado que el punto de partida fue “una página en blanco” sobre la que decidieron las protagonistas, quienes optaron por “hacer comedia, reírse y pasárselo bien”.

Acudían todos los viernes al centro cívico del barrio a sesiones que empezaron siendo de una hora y media y que, a medida que creció su compromiso, se alargaron a más de dos.

“Me gusta todo del curso”, “Nos divertimos mucho y salimos de la rutina”. “Es un tiempo para nosotras, para disfrutar de buena compañía”. “Se dialoga y se está bien, nos abre la mente” y “No quiero ir otra vez a la vida real” son algunas de las frases que se escuchan a lo largo de la película, que inicialmente iba a ser un corto y acabó sumando metraje hasta casi una hora.

El montaje es cronológico, sigue la evolución de estas mujeres que van ganando confianza ante la cámara y cuya espontaneidad es clave para el desarrollo del filme.

“El documental, más que para nosotras, al final es para ellas. Es una herramienta muy valiosa que puedan contarse a ellas mismas. Nuestra escena favorita ha quedado fuera porque ellas no han querido que se mostrara”, ha señalado Izagirre, que ha remarcado que este es “un caso práctico” de mujeres payas y gitanas que colaboran, lo pasan bien y se respetan.

“En los tiempos que corren en los que todo el mundo es el enemigo, se puede ver, como siempre he creído, que todos tenemos más cosas en común que diferentes”, señala la directora de ‘Un año sin Berlín’, embarcada ya en su tercer filme de ficción, y productora de títulos como ‘20.000 especies de abejas’, de Estíbaliz Urresola.

Proceso largo y película exprés

La directora y guionista Lara Izagirre posa tras la proyección del documental 'Empoderío', en el que el teatro y la risa sirven de puente para unir a mujeres payas y gitanas, que se presenta en el 22 Festival de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián. EFE/Juan Herrero.

Maitane Carballo, como montadora, ha trasladado a ‘Empoderío’ la “frescura” de esas mujeres que disfrutan con esa nueva experiencia en sus vidas. “Ha sido un viaje que empezó sin ninguna pretensión y ha salido una película ‘exprés’ en poco tiempo”, ha afirmado.

“La parte ‘exprés’ ocurre gracias a que el proceso ha sido largo. Todos esos viernes allí crearon un puente de confianza. Yo rodaba poco, pero lo principal es que el material era todo válido”, añade Izagirre.

Algunas de las imágenes filmadas se han proyectado ya en Lisboa, en la Fundación Calouste Gulbenkian.

A la capital portuguesa viajaron varias de las protagonistas del filme, incluida Mari Mar, de cuyo temor a volar surge una de las escenas más hilarantes del filme. Este sábado estarán algunas en el estreno en San Sebastián. Les da mucho pudor que se proyecte en su barrio, pero “claro que habrá pase en Otxarkoaga”, subraya Izagirre.