En Sudán del Sur, los jóvenes buscan un refugio a la violencia en un centro cultural

En el tranquilo suburbio de Thongpiny, a las afueras de Yuba, el Centro Cultural Senius Hub lleva siendo una década un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur. En él, la poesía y la música conviven con debates sobre derechos humanos para fomentar la tolerancia en un país marcado por años de guerra y represión. 
EFE/ Centro Senius Hub SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

Yuba, 13 ago (EFE).- En el tranquilo suburbio de Thongpiny, a las afueras de Yuba, el Centro Cultural Senius Hub lleva siendo una década un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur. En él, la poesía y la música conviven con debates sobre derechos humanos para fomentar la tolerancia en un país marcado por años de guerra y represión.

Senius Hub «nos abrió puertas que no podíamos imaginar, ya que los talleres y los espectáculos al aire libre nos han permitido juntarnos con artistas de todo el país y del exterior», afirma a EFE Deng Barnaba, un músico joven y miembro de varias iniciativas culturales del centro.

En el país más pobre del mundo, este centro representa para muchos un raro refugio de diálogo y creación, que permite a los jóvenes distanciarse de la violencia que ha azotado a Sudán del Sur desde su nacimiento en 2011. Aunque la guerra civil acabó en 2018, el país sigue sufriendo tensiones políticas, enfrentamientos tribales y violencia por parte de pandillas juveniles.

Desde cine hasta karaoke

En el tranquilo suburbio de Thongpiny, a las afueras de Yuba, el Centro Cultural Senius Hub lleva siendo una década un punto de encuentro para artistas de la capital de Sudán del Sur. En él, la poesía y la música conviven con debates sobre derechos humanos para fomentar la tolerancia en un país marcado por años de guerra y represión. 
EFE/ Centro Senius Hub SOLO USO EDITORIAL/SOLO DISPONIBLE PARA ILUSTRAR LA NOTICIA QUE ACOMPAÑA (CRÉDITO OBLIGATORIO)

En la sala principal del edificio, donde caben hasta 300 personas, se celebran simposios, talleres y presentaciones artísticas. Su amplio espacio exterior tiene la capacidad de recibir a más de 200 espectadores o participantes en los eventos al aire libre, que van desde obras de teatro hasta exposiciones artísticas, ferias de libros y bazares, ciclos de cine y hasta fiestas de karaoke que llenan de alegría el lugar.

Barnaba cree que las actividades que ofrece el centro no son únicamente entretenimiento sino que «enseñan a los jóvenes valores como la tolerancia y la colaboración, y les permiten crear ideas y proyectos que reflejan nuestra cultura diversa y la festejan», lo que les aleja de las temidas pandillas juveniles de Yuba, conocidas localmente como «niggers» o «Toronto boys».

Estos grupos, a menudo compuestos por jóvenes marginados y desempleados, han sido acusados ​​de robos, asaltos y actos de intimidación que han sumido en el miedo a barrios enteros. El pasado mes de julio, un ataque brutal contra una joven de 16 años por parte de unos ocho miembros de estas bandas llevó a la detención de más 600 pandilleros.

Un lugar para el entendimiento

 «El arte puede ser una herramienta para el cambio social y para construir puentes entre las diferentes tribus de Sudán del Sur», cuenta Linda Peter, activista y artista que define el centro como «una segunda casa que nos da seguridad y libertad para expresar nuestras ideas y da paso a que aprendamos de las experiencias de los demás».

Fuera de Yuba, los combates y enfrentamientos tribales son usuales en muchas zonas de Sudán del Sur debido a la presencia de grupos armados rebeldes, así como a la incapacidad del Gobierno para desarmar a las tribus que se enfrentan de cuando en cuando por el pastoreo, el control de tierras de cultivo para su ganado o la venganza.

Senius presta especial atención a la participación de los refugiados sudaneses en Yuba y acoge iniciativas como la Red Juvenil Contra la Guerra, que busca concienciar a la población sobre los peligros de conflictos como el que sufre Sudán y promover una cultura de tolerancia y diálogo.

Construir la paz con ideas

El director del centro, Abraham Makuach, opina que los diálogos literarios, los conciertos y las exposiciones son “eficientes herramientas para deshacer los estereotipos y volver a tejer la confianza entre las tribus”.

Sobre sus fuentes de financiación, Makuach dice a EFE que dependen de “diversas asociaciones con entidades donantes, además del apoyo de los bancos y las empresas nacionales de comunicaciones”.

“Sudán del Sur necesita lugares donde la gente pueda debatir, aprender y compartir”, resume a EFE el periodista y socio del centro Omer Mohamed Musa.

“Aquí, las puertas siempre están abiertas para quien quiera construir paz con ideas y no con armas”, sentencia.

Atem Simón Mabior