Ruth del Moral
Madrid, 14 jul (EFE).- Mediados de julio y la mayoría de los colegios mayores universitarios (CMU) cuelga el cartel de completo mientras cientos de estudiantes se emplean a fondo para encontrar alojamiento de cara al nuevo curso, sea en piso, en residencia o en apartahotel, un nuevo concepto que cobra peso en un mercado inmobiliario con los precios por las nubes.
En estas fechas el intercambio de habitaciones entre estudiantes en pisos compartidos está a la orden del día, pero mientras éstos son los más afortunados, otros tantos universitarios que llegan de nuevas a la ciudad se afanan por encontrar cualquier solución habitacional.
Los estudiantes de primer curso optan por los colegios mayores o por las residencias, aunque los primeros ya avanzan un grado de ocupación del 97,2 % para el curso 2025-2026. Fuentes del Consejo de Colegios Mayores Universitarios de España señalan a EFE que las solicitudes han crecido el 15,3 % con respecto al año pasado.
Y es que los 110 colegios mayores que hay en España dan cobertura a 15.000 estudiantes, insuficiente para una demanda que afronta unos precios de alquiler disparados.
El presidente del Consejo de Colegios Mayores de España, Antonio Navajas, explica a EFE que ante este problema «los colegios mayores debemos ser parte de la solución» e incide en que se deben diferenciar frente al boom de las residencias de estudiantes en las que han entrado fondos de inversión y operadores privados nacionales e internacionales.
«Impulsando un sello de calidad y con certificaciones y microcréditos», apuesta Navajas tras recordar que como entidades no lucrativas los colegios mayores públicos tienen beneficios fiscales pero están costeados por las cuotas de los colegiales y parcialmente por fondos públicos de las universidades, aunque no hay una partida finalista.
Fuentes del Consejo inciden en que las cuotas de los colegios mayores han subido de forma moderada, un 2 %, frente al 11 % que ha subido el alquiler de una vivienda. Además resaltan que esta cuota es alrededor de un 10 % más barata que las que se pagan en los colegios mayores privados, adscritos en su mayoría también a universidades públicas.
Por otra parte, como entidades no lucrativas los excedentes están obligados a reinvertirlos en programas de becas, en el mantenimiento de las instalaciones o en actividades formativas.
En el último curso se han otorgado 4 millones en becas que han beneficiado a unos 1.526 estudiantes.
Navajas también resalta la labor social, educativa y formativa que hacen estos centros adscritos a las universidades.
«Espacios que impulsan el pensamiento crítico, que son foros de debate, de discusión. Instituciones donde los estudiantes comparten, conviven y se forman integralmente en valores como la responsabilidad, la libertad, el respeto y la tolerancia», recalca.
Colegios Mayores versus residencias de estudiantes
Los colegios mayores están regido por los Estatutos de la Universidad.
El precio medio para el próximo curso se situará entre los 750 euros y los 1.088 euros según la ciudad y el tipo de habitación mientras que los precios de las residencias pueden ser un 20 % o un 35 % superiores en ciudades como Madrid o Sevilla, inciden desde el Consejo de Colegios Mayores.
Otra diferencia es que desde la universidad se están otorgando certificaciones y créditos a los colegiales por su implicación en actividades y talleres.
Pisos compartidos versus apartahoteles de ‘coliving’
Ante el incremento de los precios del alquiler y la dificultad de los estudiantes por encontrar habitación en piso compartido han surgido nuevas opciones de alojamiento: los apartahoteles con servicios comunes y zonas de ‘coliving’.
Esteve Almirall, es cofundador de Node Living y explica a EFE que acaban de abrir un nuevo ‘hub’ en el barrio madrileño de Carabanchel.
Una alternativa para hacer frente a la concentración de estudiantes en Madrid, que supone el 22,7 % del total de universitarios de España.
«Hay necesidad de dar soluciones habitacionales y no hay un formato que de solución a todo», señala tras añadir que dan cobertura a entre un 20 % y un 40 % de estudiantes, pero también a extranjeros, profesionales desplazados por trabajo o turistas.
«Es un ecosistema con perfiles variados donde también se interactúa ya que hay espacios de coworking, gimnasio y zonas privativas para la lectura y el ocio», recalca Esteve.
El precio medio ronda los 900 euros mensuales, dependiendo de la opción de manutención.
Se trata de una alternativa que cobra fuerza frente al piso compartido, donde el perfil del inquilino ha cambiado.
«Lo que antes era coto exclusivo de estudiantes ahora no lo es y conviven trabajadores. Se ha multiplicado por cinco el número de personas que compiten por cada vivienda», señalan a EFE fuentes de la plataforma inmobiliaria Idealista, que explican que ahora «hay muchos perfiles donde elegir».
Eduardo, propietario de un piso que alquila en el centro de Madrid cuenta a EFE que dos estudiantes de odontología taiwaneses le han llegado a ofrecer hasta seis meses de pago anticipado por arrendar su casa.
Y es que durante el primer trimestre de este año, la oferta de habitaciones en piso compartido ha crecido un 7 % interanual, lo que ha provocado que el precio se haya incrementado un 5 %, hasta una media de 420 euros mensuales por habitación, pero que en el centro de las grandes ciudades se dispara al entorno de los 700 euros.