Logroño, 19 jun (EFE).- Un investigador ha encontrado en el Archivo Histórico Diocesano riojano un documento del siglo X «de gran valor histórico», que envolvía como forro un libro de fábrica de 1574 de la antigua parroquia de Ordoyo, en Quel (La Rioja), y que incluye comentarios a diversos salmos bíblicos.

El delegado episcopal de Patrimonio de la Diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño, Jesús Merino, y el archivero diocesano, Bruno Martínez, han presentado este jueves este documento en una rueda informativa, junto al investigador que lo descubrió, Miguel Ángel González; el paleógrafo que lo ha analizado, Pedro Pérez; y la restauradora Isabel Martín.

González ha relatado que buscaba en el Archivo Histórico Diocesano, ubicado en Logroño, una partida en un libro sacramental cuando tuvo «la suerte» de tropezar con otro ejemplar, cuya encuadernación presentaba gran suciedad, pero dejaba ver parte de una caligrafía que no se correspondía con su antigüedad.
Por ello, lo puso en conocimiento del archivero, quien consiguió retirar el pergamino con mucho cuidado y, tras el análisis del paleógrafo, se constató su «valor excepcional».
Debido a la suciedad del documento, este pergamino había pasado desapercibido a lo largo de los años, ya que alguien lo recortó y lo utilizó como forro para proteger un libro de cuentas del siglo XVI.
Parte de un libro litúrgico
Pérez ha explicado que este pergamino formaba parte de un libro litúrgico porque, aunque será difícil transcribir todo su contenido por su mal estado de conservación, se pueden leer frases relativas a los salmos 140 o 141, según la Biblia.
Para este experto, este documento tenía fines catequéticos, bien para enseñar a los laicos, usarlo durante los oficios litúrgicos por los propios clérigos o ayudar a los religiosos a comentar el salmo bíblico.
El documento está manuscrito en latín en letra libraria visigótica, en tinta roja para los epígrafes del salmo y en tinta negra aparecen los comentarios al verso; con una decoración a base de iniciales mayúsculas y presencia de algunas letras en visigótica cursiva.
Además, quedan restos de iluminaciones representativas de personas, pero solo se conservan en la vuelta de la encuadernación, donde se utilizaron pigmentos de color azul, sepia, verde y rojo, «con una calidad buena» por la maestría del autor.
El paleógrafo ha resaltado una «particularidad gráfica un poco curiosa» de esta caligrafía, ya que su autor remataba los renglones al final de cada línea de forma vertical y no horizontal, que era lo habitual.
Martín, sobre la restauración del pergamino, ha precisado que «no se podrá hacer mucho, más allá de limpiar e hidratar» el documento.
Posteriormente, será catalogado e incorporado al fondo documental del Archivo, que reúne 20.000 libros y unos 800 pergaminos disponibles para su consulta por los investigadores.